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ATTE: Kevin Mendoza
Antes de que te explique las
reglas del juego, hay una serie de requisitos que es obligatorio cumplir.
Primero, tienes que estar en casa y completamente solo(a); si hay alguien más,
no sucederá nada. Segundo, debes realizarlo muy tarde por la noche, más allá de
las doce. Y, por último, tienes que asegurarte de tener dos teléfonos en casa.
Estos dos teléfonos deben ser de tu propiedad, no pueden ser de un amigo o de
un familiar, y es indiferente si son teléfonos móviles o fijos siempre y cuando
solo tú tengas control de ellos.
Una vez que hayas cumplido
estos requisitos, necesitarás dos habitaciones para poder jugar y ambas
habitaciones deberán estar iluminadas (mientras que el resto de la casa no).
Por razones que explicaré más adelante, asegúrate de que haya cierta distancia
entre los cuartos.
Por el contrario, si alguien
ha atendido la llamada, oirás un silencio mortificante, seguido por susurros
extraños y sonidos parecidos a muebles moviéndose. No te asustes, y por lo que
más quieras, no cuelgues la llamada, ya que la persona que está al otro lado de
la línea lo verá como de muy mala educación. Una voz gutural pero manejando de
forma perfecta el idioma te saludará cordialmente e iniciará una conversación.
Primero te preguntará cosas
triviales. Conforme los minutos vayan avanzando, te cuestionará acerca de cosas
más y más personales que te verás obligado a responder por parecer cortés. Si
le llegases a decir una mentira para finalizar la conversación, como decir que
tienes poca batería o poca cobertura, no reaccionará a tu gesto de la manera
que planeas.
Llegará un momento en el que
te preguntará en dónde está tu cuarto, y tú, habiendo caído en su manipulación,
te sentirás tentado a decírselo (hazme caso, su poder de convencimiento es
increíble). Ten la suficiente fortaleza como para no llegar al extremo de
revelar en dónde estás. Pídele, por el contrario, jugar a un juego.