Lo que al principio parecía una simple anécdota, pasó a ser terrorífico, ya que Donna y Angie encontraron mensajes que habían sido escritos en algunos papeles que decían “Ayúdanos” o “Ayuda Lou”, que llegaron a la conclusión que debían haber sido escritos por la muñeca.
Un día las chicas salieron a dar una vuelta, dejando a Annabelle en la cama de Donna. Cuando volvieron la encontraron en el sofá, con las manos manchadas en sangre o algún tipo de líquido rojo, que parecía venir de la propia muñeca. Eso fue suficiente para que Donna llamara a una médium. La médium le dijo que mucho antes de que se construyera el complejo de apartamentos había habido un campo en esa propiedad.
Una niña de siete años llamada Annabelle Higgins había sido encontrada muerta en ese campo. Con el paso del tiempo su espíritu se mantuvo en el sitio, y cuando la muñeca entró en la casa, el espíritu de la niña se aferró a ella. Según la médium, la muñeca sólo quería estar con ellas.
Donna, Angie y Lou accedieron a que Annabelle se quedara con ellas. Y fue entonces cuando se desató el infierno.
Cuando Lou se acercó a la muñeca fue consumida con ese sentimiento, una sensación de ardor en la parte posterior del cuello que indicaba que alguien la estaba mirando, pero detrás de ella no había nadie, la habitación estaba vacía. Pero a los pocos segundos sintió un dolor repentino en el pecho. Miró en su camisa y vio una serie de marcas de garras, sabía que había sido Annabelle. Pero lo increíble fue que las extrañas marcas de garras comenzaron a sanar casi inmediatamente, y en dos días desaparecieron completamente. Debido a la gravedad del caso, sabían que necesitaban una ayuda más profesional, contactando así con Ed y Lorraine Warren.
Ya en la casa de los Warren, Ed dejó la muñeca junto a su escritorio. Y según afirmaron Ed y Lorraine, la muñeca levitaba. Este fenómeno ocurrió un par de veces, hasta que al final dejo de hacerlo. Después de dos semanas de relativa tranquilidad, Annabelle volvió a las andas, ella comenzaba a aparecer en las distintas habitaciones de la casa de los Warren. Viendo los fenómenos paranormales que estaban ocurriendo, decidieron llamar a un sacerdote católico para exorcizar a Annabelle. Cuando le explicaron lo que estaba ocurriendo, el sacerdote no se lo tomó en serio, y les dijo:
Cuando se marchó de la casa de los Warren, mientras que el sacerdote regresaba a su casa con su vehículo, los frenos le fallaron, y su coche quedó destrozado en un horrible accidente. Por suerte él sobrevivió. Los Warren decidieron construir una urna de cristal para Annabelle, en la cual continúa residiendo en la actualidad. La urna, completamente estanca, parece evitar que la muñeca se mueva, pero la realidad es que la terrible entidad sigue esperando ahí, esperando el momento oportuno, lista para que algún día pueda volver a ser libre.
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