«¡Aliméntame!» ese fue el susurro que me despertó aquella madrugada, el cual me dejo inquieto y no pude volver a juntar los ojos durante toda la noche. Mi habitación parecía más grande de lo que en realidad era, o la total oscuridad hacia que eso pareciera, era como si no pudiera reconocer mi recamara, y ya tener 19 años durmiendo en ella era totalmente imposible que me sintiera así, aparte de que no podía ver más nada que un soplo de luz que se reflejaba por la parte inferior de la puerta, normalmente mi padre siempre perdía el tiempo en lo que él llamaba un adelanto de trabajo en la computadora así que por eso no me levante a ver de qué se trataba, pero fuera de eso creo que era porque en el fondo no me sentía del todo solo en aquella habitación, tenía la perturbante sensación de que alguien me observaba, hasta llegue a preguntarme si de verdad había despertado o todavía estaba sumergido en aquel sueño, pero esa duda fue aclarada cuando sin darme cuenta del paso del tiempo afuera ya había salido el sol, y mi madre estaba tocando a mi puerta para levantarme y desayunar como de costumbre, en la casa a las 8am todos debíamos estar despiertos para despedir a papa que se iba al trabajo y yo en mi patética tarea de hermano mayor llevar a mi hermanita de 9 años al colegio.
Normalmente no era ese tipo de persona que se asustaba tan fácilmente, no creía en lo sobrenatural o nada por el estilo, me gustaba la oscuridad, hablar sobre temas de espectros, fantasmas, muertes, etc. Cualquier tipo de cuentos para hacer entrar en pánico a mis amigos o compañeros de clases, en especial a Amelia, que era una chica demasiado asustadiza, casi cualquier tema de conversación la inquietaba y le tenía un terror único a la oscuridad, las veces que hacíamos fiestas y decidíamos irnos unos cuantos amigos a su casa teníamos que dormir con las luces encendidas, y ahora que lo recuerdo una vez dijo que era porque en la oscuridad sentía que alguien la miraba fijamente y al parecer eso no le gustaba, ¿y a quien si? A pesar de tener claro mis puntos y decir que lo sobrenatural no existía, mientras acompañaba a mi hermana al colegio no pude evitar pensar en aquel sueño, si de verdad era un sueño, o si esa voz que me murmuraba “aliméntame” solo estaba en mi cabeza, o significaba algo, bueno total ya había pasado, así que hice caso omiso e intente olvidar aquel inquietante momento, deje a mi hermana y fui a mi universidad pensando como tergiversar lo que me había pasado para compartirlo con mis amigos para ver a quien enredaba en mis historias fantasmales.
Ya tarde al finalizar las clases todo había sido normal, en las horas libres aproveche y eche aquel cuento de terror que supuestamente me había pasado, pero Amelia se me acerco con una mirada diferente a la que estaba acostumbrado a ver y con una voz muy baja y a punto de romper en llanto me dijo —que no ayudara a incrementar su miedo, así seria mas difícil controlarlo y que a “ellos” no les gustaban las mentiras— dejando atrás aquellas palabras, en un silencio aproximado de cinco segundos y soltando un gran suspiro, solo dio media vuelta, pero justo antes de marcharse pude percatarme de como su rostro intentaba gesticular una sonrisa, la verdad no supe que contestarle, mientras me daba la espalda solo estaba maquinando en mi mente que significaban esas palabras y porque si su cara y su voz era de tristeza ella intento sonreír y porque nunca miro a mis ojos mientras hablaba conmigo, tenía tantas preguntas pero lo más lógico que pude contestarme fue que trataba de vengarse de todas esas veces que le había provocado un grito, así que solo tome mis cosas y decidí irme a casa.
Al llegar a casa quería solamente darme una ducha y relajarme en la cama escuchando música que lograra quitarme este estrés de encima, así que deje sonar una que llamo mi atención en mi reproductor, “What up People” no recuerdo el nombre de la banda pero era algo pegajosa la música y la temática del tema, así que lo deje y estaba tan cansado que ni fui a comer y solo sin darme cuenta quede rendido en la cama, entregándome a mis sueños.
De pronto al abrir los ojos me encontraba en otra habitación que no era mi cuarto estaba todo oscuro con solo una ventana, me parecía ya haber estado en ese lugar antes pero no podía recordar donde era, era tan macabro ese lugar, bajo aquella ventana solo podía observar una sombra, una mancha negra que me hablo con una voz tan fina como si se tratara de una niña y un tono tan inofensivo diciendo — ¿te gusta hablar de mi no? No me gustan tus mentiras ¿Qué tal se siente infundir algún tipo de terror en los demás? No basta lo que haces, Quiero ¡¡MAS!!—
trataba de gritar pero mi voz no salía, tenía un nudo en mi garganta, sudaba frio, trataba de salir corriendo pero mis piernas temblaban y aquella figura aunque no podía verle la cara sabia que me estaba mirando y se reía de mi, —quieres salir corriendo verdad, ¿quieres gritar? jajaja… — dijo esa presencia, entrecortando la risa con un fuerte grito pero esta vez con una voz más gruesa y ronca, y abalanzándose sobre mi dijo —¡¡¡¡ALIMENTAME!!!!—
Me desperté con un grito de terror, de nuevo estaba en mi habitación, mientras me parecía estar una eternidad en ese otro “sueño” eran las 3 de la madrugada de nuevo y esa extraña sensación en mi cuerpo seguía, fui al baño, estaba temblando todavía, lave mi cara y me repetía frente al espejo, «todo está bien, solo es un sueño tranquilo», (como si de verdad eso fuese a funcionar) sabía que no era solo un sueño pero mi terquedad solo me hizo pensar que pasaría, todo estaba en mi cabeza. No podía estar tranquilo en mi cuarto sin hacer nada así que Salí camine un rato, pero me comencé a sentir más inseguro fuera, sentía que en cualquier momento alguien saltaría de entre las sombras a atacarme así que cogí un pequeño libro que me habían prestado “Blue Label” y sin sueño, leí hasta que nuevamente ya había amanecido.
Eran las 9am ya y me había sorprendido que mi madre no fuera tocado a mi puerta, ¿qué había pasado? Me preguntaba mientras salía de mi habitación, cuando la vi, era mi madre en un gran charco de sangre con la garganta rebanada, y un cuchillo de cierra a su lado, también la habían apuñalado varias veces y tenía las manos atadas, la sangre todavía fluía de ella y tenía los ojos abiertos justamente mirando hacia donde yo estaba, en su rostro se veía que había sufrido, no sabía qué hacer, de nuevo me sentía tan paralizado de miedo, que lo único que hice fue cerrar sus ojos, estaba completamente anonadado, dure varios minutos al lado de ese tieso cadáver que un día fue mi madre, maldiciendo mil veces a quien había hecho semejante cosa. Camine al baño con lagrimas en mis ojos, ni si quiera me importo revisar la casa a ver si el asesino seguía por ahí, a decir verdad quería que así fuera y que también me arrebatara mi vida, cuando de repente suena la puerta de la entrada principal —Anthony ya estas despierto— era la voz de mi madre, corro a ver qué pasa y ya no veo sangre ni cuchillo solo mi madre sonriendo llegando de comprar el desayuno, —hijo ayer vi que te acostaste muy tarde imagine que hacías algún trabajo así que no quise despertarte tan temprano, lleve a tu hermana al colegio y mira, traje comida— trate de disimular lo que había visto y sentido contestándole —está bien me doy una ducha y como antes de ir a la universidad,— pero el intento por disfrazar el horror que sentía fue en vano, quizá porque madre es madre y sabe reconocer cuando un hijo no se encuentra bien —que te pasa hijo pareces algo pálido ¿no pudiste dormir bien?—, —si mama es eso y me duele un poco la cabeza pero sobreviviré— soltando una leve sonrisa para que no siguiera sospechando que algo andaba mal en mi.
No sé qué era eso que vi, ¿una ilusión?, ¿seguía soñando despierto? es que había sido tan real, era tan real la sangre en mis manos, su rostro cuando lo toque, estaba completamente espantado algo estaba pasando conmigo, estaba perdiendo la cabeza, ya era notable en mi que no había podido dormir, tenía unas enormes ojeras y una mirada ida, era lógico, tenía dos días sin dormir prácticamente nada, debido a esas extrañas pesadillas, tenía mi cuerpo cansado como si fuese corrido mientras tenia esos cortos sueños, aun así quería despistarme, invertir mi tiempo en otras cosas para despejar mi mente, así que me dirigía hacia la universidad a intentar relajarme un poco.
Miguel fue al primero que vi al llegar a la universidad siempre éramos nosotros dos para todo, el que me acompañaba en los viernes de alcohol, el que complementaba mis historias, el que sabia prácticamente todo lo que pasaba en mi vida, era mi mejor amigo, luego llega Alison, la única mujer en la que podíamos confiar para contarle todas nuestras cosas, éramos los tres mosqueteros desde que tenemos memoria e intente contarles lo que pasaba conmigo
Antes de poder decir algo ya Alison nota que hay algo en mí
Antes de poder decir algo ya Alison nota que hay algo en mí
— ¿Qué te pasa Anthony esa cara de muerto que tienes a que se debe?—
— hola Alison, y bueno no estoy muy bien que se diga, es una historia algo larga te cuento cuando salgamos de clases—
Cuando miguel, que a pesar de saber todo sobre cada uno de nosotros, era quien mantenía el grupo alegre siempre riendo y haciendo bromas, siempre había sospechado que Alison y yo teníamos un romance en secreto —¿qué pasa entre ustedes? planeando cuando será su siguiente encuentro “romántico”— dijo mientras sonreía y con sus manos dibujaba unas comillas en el aire, —no, tranquilo que cuando eso suceda te invitaremos para que lleves a tu madre para que se nos una— contesto Alison mientras le picaba el ojo y golpeaba mi hombro, no pudimos evitar soltar una carcajada todos, pero la risa paro cuando le veo la cara a miguel y lo veo bañado en sangre y con un brazo cercenado, lo que hago es gritar y sostenerle la mano a Alison, esperando que ella hubiera visto lo mismo que yo, pero como lo esperaba había sido solo otra de esas extrañas ilusiones. Al abrir los ojos ambos estaban llenándome la cabeza de preguntas como ¿qué te pasa? ¿Te volviste loco? ¿Por que estas tan pálido? ¿Viste un fantasma? Quería contarles pero lo haría más tarde, en ese momento solo les dije que les hablaría después, me dirigía a enfermería sin antes decirles que al salir de clases se dirigieran a mi casa para hablar de lo que me pasaba. Tenía que hablarles de esto, nunca les había ocultado nada con excepción de miguel, sus sospechas de que Alison y yo teníamos un romance si era cierto, había comenzado solo como encuentros ocasionales donde inventábamos cosas que no nos atrevíamos a hacer con nuestras parejas, posiciones sexuales, conversaciones eróticas, hasta fingir que éramos otras personas cuando teníamos sexo usando disfraces, parecía una locura, pero esa locura era solo nuestra y eso era algo que nos fascinaba.
En la enfermería di una explicación muy breve a la enfermera por lo que solo me dijo que era por causa del estrés ocasionado por lo cerca que se encontraban los exámenes finales y me dijo que fuera a la casa a descansar, que se veía que no había podido dormir nada y era necesario que durmiera un poco, me dio unas pastillas para la migraña y una para dormir, pero a quien engaño, ya dormir era algo que no quería, no quería seguir teniendo esas pesadillas, eran tan reales. Lo único que hice fue asentar todo lo que decía moviendo la cabeza de arriba abajo, hasta que me marche y me fui a mi casa, a intentar “relajarme” «que haces, mátala, apuñala su corazón con la inyectadora que tiene» no sabía de donde provenían esas palabras pero me transmitían un cierto odio y dolor, como si de verdad quisiera hacerlo, tuve que salir corriendo de la enfermería para no cometer una locura, mi cabeza me estaba jugando una broma, esas voces que escuchaba ¿de quién era?, ¿venían de la misma presencia que había sentido al dormir? No podía entender nada solo quería que todo volviera a la normalidad.
Mientras más cerca estaba de casa, más nervioso me ponía, sentía esa mirada fija en mí nuca, constantemente miraba hacia atrás con la esperanza de ver a uno de mis compañeros jugándome una broma, pero era en vano, nunca veía a nadie, sentirme acosado por una presencia fuera de lo normal me carcomía los pensamientos y se hacía largo el camino a casa, no aguante mas y tuve que correr hasta que pude ver a mi mama saliendo de la casa, —que te pasa hijo cual es la prisa— me dijo algo extrañada, nunca era de los que apresuraba las cosas, —no nada mama solo quería llegar temprano a casa— le dije haciendo un gran esfuerzo por mantener la sonrisa en mi cara, —bueno Anthony yo voy a buscar a tu hermana y pasare de compras quieres que te traiga algo— justo antes de que terminara de formular su pregunta respondí —claro trae algo para comer ahora vendrán Miguel y Alison— como no quería quedarme solo también le plantee la idea de yo buscar a mi hermana mientras ella hacia las compras así que acepto algo extrañada, era algo que yo normalmente odiaba hacer, pero ahí estaba, sintiendo tanto temor a quedarme solo que hasta mi hermana seria buena compañía.
Caminaba tan rápido que pronto ya estaba en el colegio de mi hermana, espere que saliera, hola Molly ¿qué tal tu día? Le pregunto, a lo que contesta — ¿por qué no la asesinaste? Debiste haberla matado— mis nervios estaban de punta, ¿porque mi hermana diría esas palabras? — ¿Que acabas de decir?— le pregunto con un tono de desesperación sujetando fuerte sus hombros. —que me ha ido bien hice todas mis tareas, ¿ahora también eres sordo?— decía con su cara de coqueta sonriente, —llévame a comprar helado, si hermanito— sabía muy bien como manipular para conseguir lo que quería, —está bien Molly acompáñame, pero no te lo comerás hasta que hayas comido que mama debe de estar por llegar con comida a la casa— al lado de la casa había una heladería, los helados eran muy buenos y baratos, era al único lugar a donde llevaba a comer a mi hermana su delicioso postre.
—Buena tarde señorita, por favor me da un helado de mantecado con chocolate—
—Claro Anthony quieres otra cosa a parte del helado— se me hacia extraño que conociera mi nombre pero quizá lo había escuchado nombrar en una de tantas veces que visitaba ese local, así que solo le di el dinero me despedí, pero al salir la chica me llama y grita, “te tengo vigilado Anthony” al voltear veo en su rostro una sonrisa como si estuviera bromeando conmigo, pero yo sabía lo que pasaba, o ya de una vez por todas estaba perdiendo la cabeza, o era un mensaje de esa cosa que me asechaba, en fin no podía estar tranquilo, venían por mi y estaba totalmente indefenso.
Eran aproximadamente las 6pm cuando Alison llego a la casa, nos fuimos a la parte de atrás para que pudiera sacar sus cigarrillos y fumarse uno, yo nunca había tocado un cigarro en mi vida y ella nunca me había ofrecido uno, pero así sería el semblante que reflejaba en ese momento que dijo —ten toma uno, esto a veces me relaja cuando estoy muy tensa— y sin titubear lo acepte, fueron momentos de risa ya que no tenía idea de cómo hacerlo y lo que hacía era ahogarme con el humo, eso relajo un poco el ambiente.
Lo primero que pregunte era porque no había llegado Miguel con ella, aunque suponía que era porque estaba con uno de sus culos, como les decía él a cada uno de sus tantos cuadres, a él se le hacía sencillo acercarse y hablar con las mujeres y seducirlas, totalmente lo contrario a mí.
—por qué crees que tu amigo no vino, a ver, no es obvio ya— dijo mientras sonreía, «esa linda sonrisa siempre me había fascinado» —no le insistí que dejara esa mujer con la que estaba, por que en el fondo quería estar a solas contigo— dijo mientras colocaba su dedo índice en su boca y reflejaba una sonrisa seductora, la que por inercia me impulso a besarla.
En ese momento me sentía seguro, el calor de su cuerpo transmitía cierto calor que me impulsaba a quitarle la ropa, por ese momento olvide que tenía algún problema, y comencé a despojarla poco a poco de la ropa que la hacía ver como una colegiala, era perfecta al desprenderla de su blusa sus senos al aire libre tan firmes, y esa cintura tan definida, no podía evitar besarla ni lamerle los senos, morderla me causaba un gran placer, ella era la mujer que siempre había deseado y siempre podía tener, arranco su falda con tanta fuerza que la desgarro, pero eso es ignorado, cuando mi lengua se encuentra entre sus dos piernas, solo puedo escuchar sus gemidos de placer, me pareció haber escuchado algo fuera, pero la voz de Alison me hizo obviarlo , esto era más importante ahora —¡¡¡PARA!!!, ahora yo te quitare la ropa— dice Alison, mientras besa mi pecho mi abdomen, ombligo, toma mi pene y lo introduce en su boca, todo es perfecto solo ella sabía lo que me gustaba, —ya basta, te quiero dentro de mi— dijo mientras me tiraba a la cama, se coloco encima y comenzó a cabalgar y gritar como si fuera una vaquera, (me fascinaba como hacia tan excitante y emocionante estos momentos) su movimiento de caderas de arriba abajo lento y rápido y sus gritos me producían una sensación extraordinaria —quiero ir abajo ahora— dijo Alison con voz de mando, lo mas excitante era que ella guiara todo, y verdaderamente me dominara, las nalgadas fuertes que le daba parecía gustarle así que mas fuerte lo hacia «no te distraigas» escucho susurrar a mi oído mientras siento que una mano me jala hacia atrás por mi hombro derecho,
— ¡!QUE QUIERES CONMIGO!!— grito un poco espantado, a lo que Alison algo desconcertada responde:
—Todo, quiero todo contigo, que te sucede Anthony, porque te detienes—
—No es contigo es esta cosa de la que quería hablarte esta por volverme loco—
—Pero invítala a que se nos una, quizás esta celosa— dijo Alison con voz burlona
—vamos Alison no estoy jugando, algo me pasa, no estoy para juegos cada vez que creo que todo paso escucho voces o veo cosas que en realidad no están ahí—
—perdóname solo quiero animarte, cuéntame lo que en realidad pasa, yo si estoy aquí y puedes confiar en mí— dijo mientras me abrazaba.
Comencé a contarle todo lo que había soñado y todo lo que había visto, aunque no sabía si me creería pronto note en su rostro lo confundida que estaba, —vamos no juegues conmigo no soy uno de tus tontos amiguitos a los que les inventas tus tontas historias de terror y se dejan influenciar— dijo mientras se vestía.
—No Alison no te miento sabes que tunca te mentiría, tengo días sin dormir por eso estoy así, escucho voces, me ha tocado mientras estaba contigo por eso pare— dije sujetándola de los brazos, no sabía si estaba haciendo bien en contarle todo, o si la metía en problemas pero no aguantaba más, alguien tenía que saber por lo que pasaba.
Estaba desesperado porque alguien pudiera ayudarme, pero Alison todavía estaba confundida, y lo único que pudo hacer fue escucharme, al terminar de hablar, dijo sentirse mal, por lo que se fue a su casa
Eran las diez de la noche, y mi cabeza daba vueltas con tantos pensamientos y voces que seguía escuchando, ya me incomodaba lo que decía mi madre, lo que llamaba hogar tenía un ambiente tenso, por un momento imagine como mataba a mi hermana, “me gustaba esa sensación”, no era un asesinato común y corriente, vi claramente como descuartizaba a mi hermana, sabía que esa cosa que siempre sentía, que me miraba, provocaba eso, siempre la tenía cerca, podía sentirla, pero no entendía como eso me gustaba, fui a mi habitación y ahí estuve. Con miedo de dormir, con miedo de seguir viendo cosas que no están, con miedo de hacer algo de lo que me arrepintiera. Con esa sensación de muerte, era como si me llamara y quisiera matarme, quería suicidarme.
Eran las diez de la noche, y mi cabeza daba vueltas con tantos pensamientos y voces que seguía escuchando, ya me incomodaba lo que decía mi madre, lo que llamaba hogar tenía un ambiente tenso, por un momento imagine como mataba a mi hermana, “me gustaba esa sensación”, no era un asesinato común y corriente, vi claramente como descuartizaba a mi hermana, sabía que esa cosa que siempre sentía, que me miraba, provocaba eso, siempre la tenía cerca, podía sentirla, pero no entendía como eso me gustaba, fui a mi habitación y ahí estuve. Con miedo de dormir, con miedo de seguir viendo cosas que no están, con miedo de hacer algo de lo que me arrepintiera. Con esa sensación de muerte, era como si me llamara y quisiera matarme, quería suicidarme.
Paso toda una semana, no me afeite y descuide mi cuerpo mi cabello, no me bañaba diario, ya tenía días que no dormía ni un poco, no recibía la visita de mis amigos, cada segundo que pasaba deseaba mas matar a mi madre, a mi padre, a la niña, ya no aguantaba más, tenía miedo de cualquier ruido, ya dormía con las luces encendidas por miedo a la oscuridad, miedo a poder hacerle caso a las malditas voces y susurros, que mis sueños tuvieran control sobre mí. En mi último sueño, una voz me decía que pronto sucedería lo que todos esperaban y lo que yo más quería, consecutivamente gritaba y hablaba —¡¡TONTO!! Pronto será la ¡¡HORA!! Todo a lo que más le temes ¡¡SE HARÁ REALIDAD!! Veras como tus mayores ¡¡MIEDOS!! Son reales, serás testigo de lo que llevas dentro, ¡¡SERÁ TARDE!! Cuando quieras parar, te gusta lo que sientes ¡¡JAJAJA…!! Se hará mi ¡¡VOLUNTAD!!— después de que susurrara en todos mis sueños que lo alimentara, ya mi cordura estaba rota, de verdad seria un total desgraciado como para asesinar a quien tengo a mi lado y digo amar y querer (aunque ya esos conceptos de palabras no significaban nada para mí) después de 8 días en esto quería hacer algo antes de explotar y recordé a Amelia, ella podía saber por lo que yo estaba pasando, quería que ella supiera todo, me convencí de que así fuera, como no tenia su número celular no pude contactarla así que tuve que asistir de nuevo a la universidad el día miércoles.
Ansioso, paranoico, estúpido, era lo que mi rostro reflejaba y mis acciones transmitían, tembloroso caminaba con un paso rápido hacia la universidad Había sido una semana en la que había cambiado todo en mi, todo seguía tan igual, lo único distinto era yo, ya no encajaba con ese ambiente solo quería irme, pero ya en mi casa comenzaba a ser un problema más grave al no ir a estudiar y parecer un loco encerrado hablando solo, tenía que encontrar a Amelia, pero como era obvio llamaba la atención y pronto me cruce con Alison y miguel.
—Dios que paso contigo amigo, te ves terrible, Alison y yo hemos intentado contactarte pero tienes tu celular apagado y tu madre dice que no dejas pasar a nadie a verte— dijo con un tono de preocupación —a caso es eso que le contaste a Alison— en ese momento aunque esperaba que le contara todo, me sentí un poco traicionado, no tenía que haberle dicho nada a nadie
—Vamos Anthony, dinos que es lo que te pasa, ¿porque nos evades? acaso ¿no somos tus amigos?— me pregunto Alison, a decir verdad no me gustaba verla así, tenía la misma mirada de mi madre al verme, estaba devastada, tenia lagrimas en su ojos y eso me partía el corazón en dos, se había desaparecido de su rostro aquella dulce sonrisa. No entendía como pude sentirme tan molesto pero tan deprimido al mismo tiempo, solo quería terminar lo que había ido a hacer allá
—Chicos, déjenme solo, no entienden que no quiero saber nada de ustedes— «si pensaban que me estaba volviendo loco tenía que alejarlos de mi antes de que verdaderamente lo estuviera, no quería ocasionarles ningún daño, los quería demasiado, y a Alison no me perdonaría si algo le pasaba, y al haber visto su cuerpo muerto, la verdad no quería que eso se hiciera realidad»
—pero Anthony que te pasa por que te comportas así si necesitas ayuda nosotros podemos ayudarte—
— ¿ayudarme cómo? Llevándome a un manicomio, ¿a eso le llamas ayuda Miguel? Yo no estoy loco se bien por lo que estoy pasando y antes de que eso pase, antes de estar completamente loco por aguantar tanto tormento, prefiero estar lejos de ustedes dos—decir esas palabras en el fondo me alegraba, sabía que así estarían libre de mis propias ansias de sangre que crecían cada vez más en mi interior.
Alison salió corriendo del lugar, me imagino que después de tantas cosas que vivimos ahora se sentía completamente hecha pedazos, al escuchar de mi prácticamente que prefería morir solo que estar con ella, Miguel por otro lado no dijo nada, solo se dio la media vuelta caminando con una sonrisa que reflejaba decepción en su rostro, y sacando el dedo medio camino mientras se alejaba de mi, el siempre fue el más fuerte del grupo debido a que no sabía demostrar sus verdaderos sentimientos, pero yo entendía cuanto dolor le estaba causando, «Excelente, quiero más, quiero mas» repetían esas voces en mi cabeza, en ese momento solo grite para silenciarlas, corría desesperado buscando a Amelia hasta que la vi, se dirigía a un salón, al parecer sabia que la buscaba, el salón estaba solo y antes de pasar me miro, sabía que estaba ahí, y ahora por fin sabría que era esto que perturbaba mi vida.
A penas pase al salón no me dejo decir ni una sola palabra, las primeras palabras que salieron por su boca fueron, que se siente ser ahora, el verdadero protagonista de unas de tus historias de terror, —Amelia explícame que es todo esto que me está pasando, ya no puedo soportarlo, ¿qué le sucede a mi vida?— todo había pasado tan rápido, mi estado mental era muy frágil y al parecer ella también disfrutaba eso.
—Bueno Anthony esto es lo que podría estarte pasando— dijo mientras aclaraba mas su tono de voz y tomando una postura más seria —hay cosas de las que nosotros no debemos hablar, nunca, NUNCA, ME ENTIENDES— tomaba de nuevo la actitud de chica nerviosa.
—Pero que se supone que hable que no debía, yo no he hecho nada, porque esto me tortura— hable y esta vez era yo el que casi rompía en llanto—
—Mira hace mucho tiempo antes de entrar en esta universidad yo era como tú, me gustaba hablar con todos asustar a los más indefensos, darme crédito de cosas que no había vivido para hacerme la popular, era una total engreída, me gustaba inventar historias— dijo mientras se mostraba condescendiente colocando su mano sobre mi hombro —pero un día todo cambio, comencé a tener visiones de como mi madre moría, mis tres hermanos, todavía estas a salvo si no has visto tu propia muerte, cuando eso pase ya será demasiado tarde—
—Como que demasiado tarde, que puede pasarme, ayúdame a dejar esto por favor—
—Como te darás cuenta esa cosa se alimenta de el sufrimiento, dolor y miedo, no solo del tuyo si no del que tu influyes en las personas que te rodean, por eso quizá nosotros fuimos elegidos— dijo Amelia mientras soltaba una leve sonrisa —no les gusta que mientan como te dije un día, cuanto has cambiado en tan poco tiempo, entre pesadillas, visiones y el saber que poco a poco alejas a las personas que te rodean, ¡LA POCA ESPERANZA QUE TE QUEDA SERÁ ROTA Y ARRANCADA POR COMPLETO!—
— ¿Pero como tu estas tan bien? ¿Por qué me dices esto? se supone que tu sabes esto porque tienes lo mismo ¿cómo lo superaste?—
—antes tenias la habilidad de poder analizar cada palabra que se te decía para poder usarla en contra de los demás, ahora mira, ni si quiera entiendes lo que está pasando así te este explicando y tengas la respuesta ante tus ojos— dijo mientras transformaba su sonrisa en una carcajada.
«¿Era ella la culpable? ¿Era ella la que lo provocaba? ¿Era ella a quien debería escuchar?»
—yo no he superado nada, ¿por qué crees que duermo con las luces encendidas? ¿Por qué crees que no
comparto con nadie en la universidad? ¡¡¡TU Y YO ESTAMOS MALDITOS!!!— grito mientras salía corriendo del salón como si todo se tratara de un juego, sus palabras, ¡cada una de ellas! me habían dejado más dudas de lo que podía soportar, ¿cómo era eso que estamos malditos? Si veo mi propia muerte, ¿será el día que moriré?
¿Pero como lo sabe si ella sigue viva?
Decidí que esto tenía que tener algún motivo, intente armar el rompecabezas que estaba hecha mi vida en estos momentos, primero que todo, ¿cuál sería el motivo para que comenzara a tener las pesadillas? que fue como comenzó mi desgracia. De nuevo fui a casa y busque en internet sobre maldiciones, ya que en mi cabeza retumbaban aquellas palabras de Amelia «TU Y YO ESTAMOS MALDITOS» y encontré algo sobre vudú, brujería, hechicería, magia negra, pero lo que más llamo mi atención fue un texto que decía objetos malignos que pueden ser pasado de persona a persona para traspasar un tipo de mal, ahora que recuerdo justamente un día antes de que comenzaran mis pesadillas, la misma Amelia me había obsequiado esta pulsera que todavía conservo, —¡¡¡ESA MALDITA MUJER ME HA HECHO TODO ESTO!!!— quizá ya era obvio y tarde me di cuenta de todo, pero tenía que vengarme, me estaba volviendo loco, las ansias de sangre aumentaron, quise matarla enseguida, ya me había imaginado cortando su cuerpo parte por parte, para que sufriera algo parecido al tormento que yo estaba viviendo, todas estas noches de no poder dormir son su culpa, mis pesadillas mis miedos, maldecía su nombre una y otra vez mientras guardaba en un morral varios cuchillos y una soga, «Tenía todo un espectáculo que dar» me dije a mi mismo mientras una sonrisa diabólica se marcaba en mi rostros, pero justo antes de salir fue que me di cuenta de algo, Amelia había dicho que vio morir a tres hermanos, pero ella nunca había mencionado a nadie que tenia hermanos, y nos había dicho que después de la muerte de su padre, su madre enloqueció y la había abandonado, tenía que llegar al fondo de esto, si todo fue mentira o seguía jugando conmigo, fui a la parte de atrás del vestíbulo de mi madre donde mi padre guardaba una moto vieja que usaba en su adolescencia, pero que se había resignado a desacere de ella por más que mi madre se lo pedía, algo ansioso y tembloroso por mis actuales pensamientos y deseos de muerte pude comprobar que todavía aquella troja funcionaba, y me dispuse a ir a la casa de Amelia.
Al llegar a la casa deje la moto algo alejada pues no quería que el ruido que emitía esa carcacha advirtiera mi llegada, de inmediato sentí como unos ojos posaban su mirada sobre mí de nuevo, mientras caminaba, una fuerte briza con un aire caliente rosaba mi cara y mi cuerpo, algo raro había en esa casa, por un momento sentí ganas de arrepentirme de entrar, el simple hecho de que estaría esa cosa de mis sueños me hacía temblar, pero las ansias de matarla eran mucho mayores, tuve una erección mientras pensaba lo que le haría, pero algo andaba diferente en su casa, desde afuera se veían las luces apagadas, algo que Amelia nunca había hecho desde que la conozco, «¿superaría su miedo?» era lo que pensaba mientras caminaba hacia la puerta que por una extraña razón estaba abierta, un repugnante olor a azufre estaba impregnado en aquel lugar, cuando decidí encender la luz, lo que vi me dejo mas sorprendido, las paredes estaban manchadas de sangre y decían ¡ALEJATE! Y algo que llamo más mi atención y me dejo petrificado por unos minutos fue uno de esos escritos, pues decía “SI NO TE RETIRAS, MORIRAS” y por muy confusa que eran las siguientes letras que podían apreciarse, era mi nombre, mi nombre escrito con sangre en su pared, y entonces vi la puerta del sótano, ese sótano.
Ese era el que veía en mis sueños con una niña que me hablaba perturbadoramente, decidí bajar y los vi, lo que vi no era normal y por una reacción casi inmediata que tomaría cualquier ser humano al sentirse en peligro no pude aguantar más y tuve que salir corriendo dejando todas mis cosas, y como una niña cobarde gritando por el lugar, quizá vecinos me escucharon, así que tome mi moto y no me detuve hasta llegar a la casa, y encerrarme en mi habitación, no pude ver a Amelia por ningún lado, pero era obvio que sabía que iba a dirigirme hacia su casa.
Espantado al llegar a mi recamara, algo más se sumo a mi lista de sorpresas cuando veo una carta sobre mi computadora con el nombre de AMELIA, no sé si el pánico que sentía era por todo lo que estaba pasando o porque lo que leería sería solo el siguiente pasó para que empeoraran las cosas, y terminar de hundirme en la miseria.
Sosteniendo aquella carta que aunque no la había abierto sentía lo mucho que pesaría en mi conciencia leerla, y que sería peor el no hacerlo, decidí esperar un poco antes de abrir y leer la carta. Todavía estaba impregnado en mi aquel desagradable olor del sótano, y las imágenes venían una y otra vez a mi mente, cuatro cadáveres en la casa de Amelia, cuatro cuerpos sin vida pudriéndose, ¿en eso me iba a convertir yo? ¿Eran mis únicas opciones? Tenía que matar y convertirme en el monstruo que era Amelia, o no hacer nada, volverme loco y terminar como un cadáver al cual no le importaría a ninguna persona después de muerto « ¡A ESO IBA! » me decía con furia y cólera mientras caminaba a la cocina, tenia deseos de matar, y me gustaba esa sensación, ¿qué estaba pasando conmigo? de ser un ser tranquilo, como podía divertirme la idea de matar, y torturar, como podía fantasear haciéndole esas cosas a mi propia hermana, todo esto que andaba mal en mi tenía que acabar, así que tome un cuchillo y lo puse en mi muñeca, era tan simple, solo tenía que deslizarlo con fuerza, así todo esto acabaría de una vez por todas, daría mi vida a cambio de no sufrir y no dañar a nadie más.
Estuve a punto de hacerlo, pero justo en ese momento mi madre llego a la casa así que solo disimule y me dirigí a mi habitación, entre tantos pensamientos ya había olvidado la carta, la tome de nuevo y sin parpadear la abrí.
Querido Anthony, quizá esto te resulte raro, una carta de mi parte pues no quiero que lo tomes de otra manera, dejare las mentiras y te explicare que es lo que de verdad sucede contigo, conmigo, con todo.
Comenzare con la pulsera, no debes desacerté de ella, es la que nos une en todo esto, debes destruirla, quemarla sería lo mejor junto a otra que está en la repisa de tu computadora, es mi parte y mi último regalo.
Ahora desde hace mucho tiempo yo he sido esa mujer que te ha deseado con una intensidad que no te imaginas, he estado al borde de la locura solo por tener tu cuerpo desnudo sobre mí, tomar tu mano decirte cuanto te amo, fantasear mirando las fotos que te tomaba durmiendo cuando me escabullía por la parte trasera de tu casa, ¿recuerdas la ves que creíste haber perdido tus llaves? Pues yo las tenia, antes de devolvértelas saque una copia, así podía entrar y salir cuantas veces quisiera de tu casa, de tu habitación pero eso no bastaba, quise mas, ahí cometí un gran error ya había oído hablar de objetos demoniacos y otras cosas que la verdad no tengo los detalles porque no me importaba saber cómo funcionaba ni las advertencias, dejando mi estúpido miedo a las cosas extrañas, y paranormales, pero en base era un pacto donde por medio de un ritual podías unir a ti a una persona, la que quisieras, sin pensarlo dos veces lo hice quería tenerte, pero no mire las consecuencias, el mismo día que te di mi regalo fue el día que realice mi ritual, los requisitos eran ofrecer un sacrificio, no titube ni un segundo, espere que mi madre estuviera durmiendo la noche anterior y clave un cuchillo en su corazón, igual hice con mis tres hermanos uno por uno, sería más fácil vivir contigo si solo fuéramos nosotros dos, pensaba mientras sostenía una sonrisa en mi rostro…
Tuve que parar de leer la carta por un segundo, todo lo que había leído hasta ahora parecía imposible, ella era una chica tierna como para pensar de esta manera, este pensamiento era tan contradictorio para mi, después de haber disfrutado imaginando como seria asesinarla ahora sentía lastima por ella, ¿de verdad la conocía tan poco? Tome un vaso de agua y me dispuse a terminar de leer la carta, no era muy bueno lo que estaba leyendo, y presentía que se pondría peor con cada letra que leyera después.
Tenía que beber la sangre, la verdad le encontré un gusto muy peculiar así que no me costó trabajo alguno. Después de entregarte el objeto que sellaría el pacto (la pulsera) comencé a tener estas visiones de gente muriendo y extrañas pesadillas donde me pedían alimentar a alguien, al parecer había abierto un portal donde un fuerte demonio se abrió paso para hacerse más fuerte por medio de ti y de mí, al yo ser como lo abras notado, muy asustadiza, podría decirse que perdí mi voluntad más fácil de lo que cualquiera la fuera perdido, no soportaba mas, y no quise hacer lo que esas voces me pedían que era asesinar a más personas, en especial a tu amiga Alison pues sabía que eso te molestaría, pero esas voces me piden que vaya a tu casa por la tarde, al tercer día del ritual, el tener la esperanza que eso funcionaria era lo único que me daba fuerzas de no quitarme la vida, pero los vi, al llegar a tu casa y hacer lo de siempre por la parte de atrás, lo primero que vi era como tú me traicionabas, quitándole el sostén a “tu mejor amiga” como lo que yo tanto había deseado, lo poseía una persona que debería estar muerta, me gritaba, estaba ardiendo de la ira que tenia, era incontrolable quería pasar y asesinarla, para tenerte solo para mí, pero mi deseo tuvo que ser obviado otros días, pues moví unas cosas que pudieron advertirlos de que alguien husmeaba por ahí y tome la decisión de irme.
Y aquí estoy tanto planear como vengarme, los rasguños en mi cuerpo y golpes con los que despertaba cada mañana no podían evitar que hiciera esto, esta es mi despedida, de verdad estoy muy agotada como para seguir soportándolo, lo último que me pidieron que hiciera en mis sueños fue matarte, nunca haría algo así, así que prefiero quitarme la vida yo y tragarme este dolor, pero no me iré de este mundo sin antes llevarme conmigo a tu querida “amiga” la tengo en mi auto, y la pondré junto a los cadáveres de mi familia, así no se sentirá tan sola. Te Amo y espero que tu si puedas librarte de este tormento en el que mi amor nos ha metido.
Amelia Starks.
Con lágrimas en mis ojos, lo primero que me vino a la mente era evitar la tragedia que iba a cometer, así que tome mi chaqueta, pero justo antes de salir juro sentir como una fuerza sobre humano me empujaba y caía al suelo, lo que hizo que me golpeara la cabeza y perdiera la conciencia unos minutos. Al recobrar la conciencia como pude algo tembloroso, salí corriendo hacia la casa de Amelia, el camino parecía hacerse cada vez más largo, quizá mis pensamientos eran tan densos que no podía escuchar esas voces en mi cabeza, en cambio solo escuchaba mi propia voz gritando desesperada poder llegar a tiempo a detener aquel asesinato premeditado, pensando que como alguien que parecía tan normal podía tener una mente tan perturbada, ¿por qué no pude darme cuenta de todo eso que sucedía frente a mis ojos? De cierta forma me sentía responsable de todo los acontecimiento que estaban pasando, porque fui tan descuidado, «maldita sea, maldita sea, ¡¡¡MALDITA SEA!!!» era lo único que pronunciaba mi boca mientras mi cerebro todavía procesaba toda la información.
Al llegar a la casa rogando que no fuera demasiado tarde, veo policías por todas partes, sin importarme nada solo me escabullí entre una multitud a presenciar que era tan importante, para lograr ver el cuerpo de Alison sentado en el piso, solo tenía un fuerte golpe en la cabeza pero estaba bien, le grite y la abrace, no sabía porque pero le pedía disculpas repetidamente —discúlpame Alison, perdóname, nunca quise que esto te pasara, me moriría si te hicieran algo— le susurraba al oído, aunque ella nunca contesto alguna palabra, solo me miraba como si fuese la primeras ves que me había visto.
—Disculpe caballero, ¿podría decirme su nombre?— pregunta un oficial con una voz muy seria y una mirada penetrante, se veía en su rostro la fatiga y al mismo tiempo lo impactado que estaba por lo que en esa casa había pasado,
—Anthony, mi nombre es Anthony, ¿sucede algo?— le pregunto todavía con algo de miedo, el no contesta nada solo pasa y busca a otro oficial, el cual sale con Amelia esposada y con una pistola en mano.
—Ponga las manos donde pueda verlas y acompáñenos, hay unas cuantas cosas que tenemos que hablar— me dicen mientras me enseñan mi maleta con el mecate y distintos cuchillos.
Al parecer cuando estuve en aquella casa, que vi los cuerpos y Salí corriendo, uno de los vecinos escucho mis gritos, y vio como me alejaba de aquella casa, debido a la curiosidad no pudo reconocerme, supongo que quiso ver que había pasado y avisar a la señora Starks lo que había visto y decirle que un chico había estado merodeando por su casa, y al ver lo que yo había visto llamo a la policía, «por que no hice eso en primer lugar» me decía con un tono melancólico y sollozante, sintiendo como un sudor frio recorría mi frente y como mis manos temblaban. La policía había llegado antes que Amelia con Alison, por eso pudieron detenerla antes de que llevara a cabo su plan, lo único que pudo hacerle fue darle un fuerte golpe en la cabeza, pero de resto Alison estaba bien, mientras iba a la comisaria, eso era lo único que pensaba, que Alison, estaba bien.
Al llegar nos pusieron en cuartos separados, imagine que era parte de su procedimiento para interrogar con más eficiencia a la principal sospechosa de cuatro asesinatos consecutivos y a su cómplice que a la vez se había presentado en la escena del crimen, cuando ella llevaba a su siguiente víctima a aquella casa, no sabía si decir todo lo que había pasado pues en el actual mundo donde vivimos ahora solo me tacharían de un desquiciado mental y me mandarían a un psiquiátrico, y para entonces eso no sería una mala idea estarían seguros todos mis seres queridos de algún daño que podría ocasionarles en el futuro y como iban las cosas eso sería un futuro no muy lejano, pero si era mandado ahí no podría solucionar nada todo quedaría como esta y verdaderamente terminaría volviéndome loco, todo eso lo veía más agradable que me mandaran a una celda por unos asesinatos que yo no había cometido, por descuartizar a unos niños, los guardias podían alegar que también los había violado solo para que me mataran por cometer actos tan atroces, de cualquier forma ningún final parecía favorable para mí, pero la muerte definitivamente era algo que yo no quería que pasara.
Mientras hacían preguntas de rutina, a la cual contestaba solo que no sabía nada de lo que estaba pasando, sin saber que era lo que Amelia hablaba con ellos, comencé a tener un ataque algo esquizofrénico, tembloroso y con esa sensación de estar siendo observado, las ansias de muerte, sentía como se apoderaba de mi algo oscuro, la habitación se puso toda oscura y veía claramente como unas sombras densas casi como otras personas entraban en la habitación lo que hacía que se mesclaran con la siluetas de los dos oficiales que me interrogaban, «vienen por mí, aléjense de mi» gritaba con frivolidad y pánico al mismo tiempo, hasta que lo vi, lo había visto, mi cuerpo bañado en sangre, mi propia muerte, y una voz que me decía —ya basta de juegos tontos mata a todos los que te ocasionan problemas, si sigues así te quedaras sin nada, perderás todo lo que hemos creado para ti, he incluso a tu quería Alison— muy dentro de mi sabia que debía estar calmado, que ante los ojos de los oficiales solo era un loco teniendo un ataque de pánico, y ni una sola idea tenían de por qué esto me pasaba.
Cuando volví en si estaba en una camilla de lo que parecía ser un hospital con las manos esposadas a los barandales de la camilla, y un fuerte dolor de cabeza como nunca antes lo había tenido, pero en lo único que podía pensar con claridad era que me habían despojado de mis objetos personales y entre ellos aquella pulsera que debía destruir, y para colmo, no recordaba si la tenia al llegar a la comisaria o si ya la había perdido al llegar ahí. Todo era tan difícil de recordar, mi vida había dado un giro, donde podía perder todo o empeorar todo solo con una decisión que tomara, hasta donde llegaría todo esto ya era una pregunta constante en mi cabeza, «Amelia, donde esta esa mujer, donde esta esa maldita mujerzuela loca» me decía con lentitud, ya hablar solo conmigo era algo frecuente y lograba tranquilizarme un poco, tenía que encontrarla.
—Tiene una visita— dijo un oficial que custodiaba mi habitación.
— ¡Usted!, que prometió solucionar mis problemas y lo único que ha hecho es escuchar mi historia y anotar en una libreta todo lo que considera importante tratando de Psicoanalizar todo lo que digo sin prestar atención a que una mujer loca y acecina puede estar a punto de buscar a Alison para hacerle daño—
—
¿Qué mujer Anthony? ¿Amelia?—
— ¡Si ella, todo se lo he dicho! ayúdeme—
—Bueno por lo que veo tienes cortos momentos de lucidez, pero lo más impresionante de todo es que de verdad crees que todo lo que has hecho tú mismo lo haya hecho otra persona, que dejo de existir, por tu propia mano—
— ¿¡¡¡Qué trata de decir Dr.!!!? ¡¡¡YO NO ESTOY LOCO TODO LO QUE DIGO ES REAL, AMELIA LOS
MATARA A TODOS!!! déjenme salir—
Anthony seguía gritando así que yo Salí y lo deje solo entre sus gritos desgarradores por el miedo que le provocaba su propia fantasía.
Después de terminar de escuchar por completo lo que Anthony tenía que contar, que de ser cualquier otro hubiera creído plenamente esa historia, me dirigí a mi oficina, ubicada unos cuantos quilómetros de aquel hospital, para terminar de llenar mi reporte, para poder entregarlo todo a el oficial William, el oficial asignado al caso, donde habían desaparecido hace unas semanas la familia Starks tres niños menores, una adolecente y la madre, a los cuales destazaron los cuerpos para poder enterrarlos en el sótano de su misma casa, junto con 5 cuerpos mas, una chica que murió quemada y le faltan los ojos, un chico al cual su cabeza no ha sido encontrada todavía, pero estoy seguro que si buscan en la habitación de Anthony podrán encontrar eso que le falta, una niña, su madre y su padre a los cuales les habían hecho cortes en muñecas, tobillos y garganta con una cierra.
Anthony era una persona trastornada, lo que pude notar, en su casa lo maltrataban siempre, le demostraban mas cariños a su hermana, y en el liceo su mejor amigo le quito a su novia, que en la universidad siguieron estudiando juntos, todo eso le causo un trauma que hizo que se alejara de todos, hace unas semanas ese trastorno se transformo en psicosis, dicho trastorno y comportamiento psicótico vino acompañado con parasomnias, que son pesadillas que para el afectado, llegan a ser tan reales como la realidad misma, junto con terrores nocturnos, los síntomas de una persona psicótica son el perder los límites de sí mismo, presentar alucinaciones, ideas delirantes, por completo es perder el contacto con la realidad, lo que llevo a Anthony a inventar y creer que verdaderamente tenía dos amigos a los cuales nunca traicionaría y una aventura excitante con una de ellos, una familia totalmente funcional y para que todo tuviera sentido busco a una culpable para el ser el chico bueno de su propia historia.
¿Hasta donde llega la mente humana por un poco de aceptación? A la mañana siguiente me dirigí a la oficina del oficial William, le entregue el reporte, y conduje hasta un nuevo hospital psiquiátrico, donde un nuevo paciente me espera, este trabajo nunca me aburrirá, lo que logra hacer la mente humana siempre lograra sorprenderme, me he preguntado si yo seré capaz de hacer algún día una locura como las que me han contado, bueno, espero que esta nueva historia sea tan entretenida como la de aquel chico.
—Hola Estefanía, cuéntame que es lo que perturba tu existencia, comienza desde el principio, !prometo ayudarte!—
escrita por mi persona.!
autor: Jonaiker Camacho
John Deacon
Podrías morir si sabes mas de mi.!
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