3:00 am
Cada vez mas frecuentemente, encuentro en historias de esta pagina, que los sucesos que en ellas ocurren, son a las 3:00 am aproximadamente. Y no solo en las creeps, también en películas, libros de terror.. Decidí investigar un poco, corren algunos rumores por Internet, tales como que a esa hora nació Satanas, que es la hora de las brujas, que el cuerpo se encuentra en una fase de sueño profundo y es mas sensible a ciertas experiencias, que los asesinatos de Amitville fueron a esa misma hora.. también mucha gente cuenta sus experiencias, pero bueno, esto no llamó mi atención. Estaba buscando algo así como hora maldita en el buscador y obviamente saldrían ese tipo de resultados.
Pensando como poder darle algo de credibilidad en mi mente a esos rumores, busque con otro tipo de palabras, y me sorprendió lo que encontré. Asesinatos, accidentes, bombas.. todos a las 03:00 o en su defecto entre las 02:25 y las 03:45.
Al llevar un par de horas recorriendo la web, ya había leído de todos los colores, estaba cansada de tonterías y decidí acostarme, mire la hora y eran las 02:45, pensé que era muy oportuno y con una sonrisa me acosté a dormir sin más.
Esto ocurrió hace unas semanas, desde aquella noche he vivido un sin vivir de experiencias, todas en esa franja horaria, todas estando despierta. No me he atrevido a contarle a nadie lo que estoy viviendo, no porque me llamen loca, sino por el miedo que me produce tan solo pensar en ello, explicarlo seria una tortura para mi, la angustia deja un vacío en mi interior que es solo aplacable con imaginación y mentiras, ya que el miedo es totalmente real y para nada infundado, es como el miedo a la muerte, algo que nunca queremos pensar ni analizar. Pero estoy harta, he estado convencida hasta hoy de que no estoy loca, aun así voy a darme una oportunidad, voy a comprobar si sigo cuerda, y si no es así yo misma me internaré voluntaria, pero sino.. aun no se que haré si no es así.
Y ahí va…
Cada noche, absolutamente cada noche desde el día X, a las 02:55 de la madrugada empiezan los sucesos.
02:55- La alarma de un coche empieza a sonar. // No parece nada extraño, pero cuando sucede durante 3 semanas seguidas sin la variación de un solo segundo, exactamente a las 02:55, ya da que pensar.
03:00- Alguien, o algo, llama al timbre de mi piso.// El primer día ni me molesté en mirar quien era, el segundo y el tercero tampoco, al 4º día empece a observar por la mirilla desde el mismo momento en que sonaba la alarma del coche, nunca vi a nadie, pero el timbre sonaba igual, aunque yo estuviese mirando.
03:05- Se enciende la luz del balcón.// Lo que me obliga a ir a apagarla, cosa que nunca consigo, se apaga sola a las 03:30.
6 Pildoras
Año 3014.
Norteamérica vivía en guerra con su propio gobierno, contra sus propios ideales, llegando al punto de una incansable guerra civil que no parecía tener fin. En el mismo país, en el mismo lugar donde la misma raza, se empezaron a regar cargamentos llenos de toxinas, al parecer la nueva arma que el gobierno preparaba. La guerra civil ya se había extendido 5 años y por primera vez parecía tener un fin, si no amistoso, violento. El grupo subversivo SEY había llegado a tomar por sorpresa a la casa blanca durante una reunión con los concejales.
Todos, encapuchados, con armas radioactivas y láseres a propulsión, amenazaban a los demás violentamente, desatando de vez en cuando, ondas radioactivas dirigidas a un rehén para que los demás no pretendan oponerse al SEY. Los rehenes vieron como la victima de las ondas radioactivas empezaba a convulsionar violentamente mientras su piel se tornaba de un color rojo profundo, provocándole pequeños orificios en la piel hasta quemarla absolutamente, dejando solo un esqueleto humano con pequeños restos de carne humana aferrada a el.
El olor que desprendía los restos del rehén ahora ya extinto, provoco que muchos de los presentes empezaran a vomitar. Uno de los secuestradores miembro del SEY, Gerald, se acerco y les brindo alcohol a cada uno para que se sintieran mejor. Gerald era un joven que desde niño, había sentido la ira de la pobreza y la marginación de la sociedad. Nacido en un barrio pobre y con solo una madre que velara por el, hizo lo que estaba a su alcance no para salir adelante, sino mas bien solo para sobrevivir. Al fallecer su madre a manos de unos policías que merodeaban por la zona, Gerald sintió como lo abatía la soledad, la tristeza y el fracaso, todo reunido en el. Mas de una vez intento quitarse la vida para acabar con ese sufrimiento que lo carcomía cada mañana al levantarse y mirar por la ventana, pero siempre se arrepentía, con esperanzas de que algo bueno llegaría. Fue ahí cuando llego la SEY. Gerald fue reclutado para cometer los actos terroristas con el fin de desestabilizar el estado del país. La situación de la casa blanca parecía no tener fin. Ya habían hablado con cada uno de los representantes del gobierno, a pesar de que no negociaban con terroristas, pero el SEY no llegaba a un acuerdo.
La confusión se apodero de cada uno de los secuestradores que empezaron a discutir hasta el punto de apuntarse con sus armas. Fue la confusión y la distracción de ellos que los hizo alejarse de la situación actual. Un comando especializado en estos casos ingreso por el techo aprovechando la distracción de los presentes y arremetió rápidamente contra ellos, mientras mas de su compañía accedían a la casa blanca por las ventanas.
Todos los terroristas murieron, menos Gerald, quien apenas vio que el comando había entrado, se tiro al suelo con las manos en la cabeza, pues sabía que no tenían oportunidad contra ellos. La policía ingreso y rescato a los rehenes, mientras llevaban a Gerald al cuartel. Gerald miraba con temor al que ahora estaba sentado frente a el, dispuesto a sacarle todos los detalles respecto al grupo terrorista vinculado a el. Gerald no le vio sentido el permanecer callado, y aguantar golpes de un militar claro esta, por lo que dijo con suma precaución, todo lo que sabía acerca del SEY. El militar lo miro profundamente a los ojos, mientras marcaba una sonrisa de aprobación en su rostro, ya asentía con la cabeza. ”Tu pena mínima ahora”. Gerald rogó al presente que lo dejase libre, que no podía ir a prisión pues lo matarían dentro por los rivales que tenia la SEY. Al militar no pareció importarle, el solo recogía los papeles y los fólderes que estaban esparcidos en la mesa, dispuesto a irse, cuando de repente la puerta se abrió y entro alguien más.
LA NAVIDAD SANGRIENTA
La navidad es aquella ceremonia donde se festeja el
nacimiento de Cristo, y todos tienen una noche buena, pero la familia Edith no
tuvo esa noche buena. Londres año 1980, la familia Edith espera ansiosa la
navidad, es un día con mucha nieve, pero podría ser peor cuando informan por
televisión sobre un asesino que se ha escapado de la cárcel con un traje de
santa Claus y que ronda por esa misma zona, la familia se mantiene alerta, pero
no lo suficiente ya que no han asegurado la casa y que en cualquier momento el
prófugo podría introducirse en el hogar.
Ante esto la madre manda a dormir a su hijo en la planta
alta de la casa (2° piso), para estar más asegurado. Ya son más de las 00:00 hs
y en la casa están todas las luces apagadas, de repente se siente un ruido por
la chimenea entonces Lautaro hijo único de la familia se levanta de la cama
creyendo que era santa, fue entonces cuando la madre grita: ¡Lautaro corre y
escondet...., pero el asesino le corta el cuello a la mujer con lo cual muere
ensangrentada, el niño siente un temor inexplicable .
Mientras el niño subía las escalera rápidamente el prófugo
le decía con voz dulce y delicada: lautarooo, dale un abrazo a santaaa. Fue
entonces que en esa ocasión aparece el padre del niño peleando contra aquel
asesino, pero por un descuido minúsculo el suicida saca un hacha que tenia
escondido en su traje robusto y le corta el hombro al pobre hombre que gritaba
agonizante en el pasillo de su casa, mientras gritaba adolorido por la herida
el esquizofrenia hombre le corta la cabeza al papa de Lautaro, ahora sí, Lautaro
sentía miedo, pero a la vez furia y tristeza por lo sucedido aquella noche de
alegría, el estaba solo e indefenso lo único que pudo hacer fue esconderse en
su cuarto encerrarse en su closet y llamar sollozante mente a la policía sin que
aquel demente se diera cuenta de la llamada a las autoridades y que todo se
diera por terminado......pero no fue así como lo pensó Lautaro.
Eliminar
Comenzó con mi amigo de Japón. Él era un
hacker y siempre tenía su computadora encendida, junto con AIM y MSM.
Cuando se desconectó de ambos, asumí que su computadora finalmente había
colapsado por una sobrecarga. Pero luego descubrí que todas sus
publicaciones en nuestros sitios favoritos habían desaparecido. Todas
sus cuentas, todas sus entradas, todos sus comentarios.
Lo siento… tiendo a adelantarme a los
hechos. Mi nombre es Nathan y vivo encerrado en mi casa. Agorafobia. Soy
de Carolina del Norte y programo para ganarme la vida. Mi hermana hace
las compras por mí y yo paso en el sótano. No hay ventanas. Hasta donde
sé, mi condición podría ser lo único que me mantiene seguro.
Me levanté hace un mes a las tres de la
madrugada y me senté en mi escritorio, con la intención de trabajar un
poco pero sobre todo chatear. Fue entonces cuando me di cuenta de que
KaosSrida se había ido —no sé su nombre real, así que no se molesten en
preguntarme—. Fuera de algunos errores gramaticales, hablaba inglés
bastante bien y disfrutaba charlando con él. También sabía bastante
sobre computadoras, cosas que nunca habría creído posibles.
Por esa razón no estaba preocupado.
Sabía bastante bien que era capaz de hackear esos sitios y borrar todo
lo que había publicado. Supuse que se había hartado del internet; se
había estado quejando de él por años.
Traté de comentar su desaparición con un
amigo que teníamos en común, pero parecía confundido, como si hubiese
olvidado quién era Kaos. Este amigo era de edad; me preocupé por su
estado de salud. Decidí dejarlo pasar y hablamos de deportes por un
rato.
Para este punto, tres o cuatro personas
habían dejado de conectarse. No era la cosa más inusual del mundo, las
personas tienen responsabilidades o a veces no tienen ganas de hablar.
Sólo que… sus publicaciones también habían desaparecido.
Luego de un par de días de la
desaparición de Kaos empecé a sentirme intranquilo, así que apagué la
computadora y vi televisión por algunas horas.
Fue en ese momento cuando todo el asunto comenzó a angustiarme.
Uno de los reporteros de un programa de
noticias había desaparecido. El otro se volteaba confundido en ocasiones
hacia donde su compañero debería de estar, y luego simplemente retomaba
lo que estaba diciendo. Un programa local llamado Las tres hermanas o un nombre similar, era ahora Las dos hermanas.
Y sí, la tercera hermana había desaparecido. Como en el canal de
noticias, a veces había momentos en los que la tercera hermana era
importante para la trama y, por unos segundos, parecían recordarlo. Pero
luego simplemente seguían actuando. Un programa de cocina sólo mostraba
el estudio, sin anfitrión.
Gotta tell ‘em all!
Esto me sucedió la Navidad pasada:
Serían alrededor de las once de la noche;
mis padres no estaban en casa y no volverían hasta el siguiente día,
pues estaban de fiesta en casa de mis abuelos. En circunstancias
normales habría ido, pero me encontraba enfermo.
Así que allí estaba yo, solo en casa con
38° y medio de temperatura, viendo televisión, cuando de repente el
timbre suena. Fui a ver quién era; no esperaba ninguna visita y me
constaba que mis padres no podían ser, pues el pueblo de mis abuelos
está a hora y media de donde yo vivo, y me habían llamado para avisarme
que ya habían llegado hacía tan sólo un cuarto de hora. Vi por la
mirilla para ver quién era, pero no había nadie. Supuse que sería un
bromista borracho, algo nada raro en Nochebuena… Abrí la puerta para
gritarle, pero cuando salí me encontré con un paquete en el rellano.
¡Vaya!, parecía que Papá Noel se había adelantado este año. No sé quién
habría sido, pero en aquel momento me pareció una persona bastante generosa.
Metí el paquete en mi casa y lo abrí.
Dentro de él había un sobre en el que aparecía escrito: «Quédatelo, ya
no lo quiero», y una copia de Pokémon Plata. Eso me pareció genial, pues
tenía muy buenos recuerdos de aquel juego, y al mío se le había agotado
la batería interna. Cogí mi viejo Gameboy Advance SP y comenzó mi
viciada. Pero antes abrí el sobre para ver lo que había dentro. Había
una nota con instrucciones a seguir. Aún el día de hoy la conservo junto
con el juego, y dice así: «Hola, si estás leyendo esto es porque tienes
mi juego, y ya que te lo he regalado, te pido por favor que lo
continúes hasta el punto que te menciono en esta carta; luego puedes
jugarlo libremente».
«Bueno, ya que me lo has regalado», pensé, «¿qué de menos puedo hacer por ti?». Seguí leyendo:
«1º No empieces una nueva partida,
continúa la mía. Tengo capturados a los tres perros legendarios, y le he
entregado la GSBALL a César, así que en cuanto vayas a hablar con él
podrás capturar a Celebi. Tengo capturados 248 pokémon; aparte de
Celebi, me faltan Lugia y Ho-oh, por favor captúralos y completa la
Pokédex».
¡Joder! ¡Qué suerte! Me lo había servido
en bandeja de plata. Lo cierto es que me hacía ilusión completar la
Pokédex, así que me puse a ello. Continué el juego que ya había empezado
su antiguo dueño y lo primero que hice fue revisar sus datos. El nombre
del entrenador era SUSEJ —os contaré luego lo que significa, si no os
habéis dado cuenta ya por vosotros mismos—. Mi equipo constaba de
Houndoom, Lapras y Slowbro, a los niveles 66, 32 y 63, respectivamente, y
un Sandshrew, un Abra y un Pidgey a niveles muy bajos, que seguramente
los tenía para usar los MO. Tenía 16 medallas y el límite de dinero.
Tiempo de juego 229:50, o por ahí, y el Pokégear marcaba poco más de las
11:50 p.m. del sábado, la misma hora y día de la semana que en las que
estaba jugando. Luego de conocer mis datos, empecé a jugar. Primero
capturé a Celebi, ya que nada más al empezar me encontraba en Pueblo
Azalea, y era lo que me quedaba más cerca. Pensaba que sólo se podía
capturar en la versión Cristal, pero bueno, hice todo el proceso: fui a
hablar con César, recibí la GSBALL, luego fui al encinar, la deposité en
el monumento al guardián del bosque y comenzó la batalla con Celebi. Me
hizo mucha ilusión capturarlo, ya que sin un evento especial no se
podía conseguir. Lo capturé después de un rato cuando me cansé de
tirarle pokébolas normales y le lancé una Bola maestra —de tres que
tenía—, y apareció el mensaje diciendo que había sido transferido al PC
de Bill, a la caja de «Pandora». Supuse que sería una broma. Para quien
no lo sepa, la caja de Pandora es un mito, creo que griego, que relata
que, de ser abierta la caja, saldrían de ella demonios y cosas así, y la
raza humana estaría condenada. Sin darle demasiada importancia, ya que
el nombre de las cajas se podía cambiar, continué y capturé a los otros
dos legendarios que me quedaban. Fue fácil, como ya dije antes, tenía
las Bolas maestras necesarias. Una vez capturados todos los legendarios,
y con ello completada la Pokédex, retomé las instrucciones que me dejó
el antiguo dueño:
«2º Ahora que has capturado a todos los
legendarios, crea el siguiente equipo: Mew, Celebi, Ho-oh, Lugia,
Suicune y Moltres. Espera a que el Pokégear marque las 3 a.m. para
realizar el siguiente paso».
Entonces era la una de la mañana en el
juego, y como marcaba la misma hora que era en realidad, tuve que
mantenerme despierto hasta las tres. No me importó, la pasaba bien
jugando aquel juego. Fui a hablar con Oak, a ver qué me decía por la
Pokédex, fui a Ciudad Azulona a reclamar el diploma que certificaba que
había completado la Pokédex, derroté a Rojo, y eché un vistazo a las
demás cajas. ¡El tipo había capturado incluso los cuatro MissingNo.!
Seguí haciendo tonterías así hasta que me percaté de que ya eran las 2:45 a.m. Entonces leí el siguiente paso:
«3º Cuando sean las 3 a.m., ve a las
Ruinas Alfa, entra en la cámara principal y ve hasta la última estatua
que hay siguiendo el pasillo hacia abajo. Enfrente de ella pon la Radio
Unown, y habla con ella».
Así lo hice, cogí el Magnetotren y desde
Ciudad Trigal fui andando hacia mi destino, pues tenía tiempo de sobra.
Cuando por fin llegué eran las 2:58, así que estuve dos minutos
esperando enfrente de la estatua, ya con la Radio Unown puesta. Ese
ruido me ponía bastante nervioso.
Apenas el Pokégear marcó las 3 a.m.,
hablé con la estatua. Emitió el ruido de un pokémon, pero no me sonaba a
ninguno que conociese, y empezaron a salir cuadros de texto: «Mew ya no
está», seguido del grito de Mew. «Celebi ya no está», y su grito, y
así sucesivamente hasta que nombraron a todos los pokémon de mi equipo.
Al final salió otro cuadro de texto: «El sacrificio de tu Equipo ha
permitido la liberación de El Rey Unown».
Luego de que cerré el cuadro de texto la
pantalla se volvió negra por unos dos segundos, y después apareció la
página del Rey Unown en la Pokédex, que decía algo así: «Esta feroz
bestia puede dormir durante siglos, y cuando despierta mata lo que sea
para alimentarse». No tenía ningún número, y su grito era el que había
sonado antes. Era azul oscuro como los Unown, pero su forma sólo se
parecía a ellos en la cabeza, en la que tenía tres cuernos, como si de
una corona se tratase, y un solo ojo. A diferencia de los Unown, tenía
cuerpo, patas y unos brazos que terminaban en pinzas, manchadas de rojo,
imagino que simulando sangre.
Cuando cerré la Pokédex, aparecí de nuevo
en donde había encontrado al Rey Unown, y otro mensaje apareció,
diciendo, «Has liberado a la Bestia».
CeaseToExist.mp3 (presuntamente real)
Sé que es difícil creer en algo cuando no
se tienen pruebas, sobre todo si se trata de un asunto en el que los
hechos parecen fragmentos de una historia de terror. Sin embargo, debo
compartir esto con el mundo; todos deben conocer los peligros que
acechan a los cibernautas curiosos y ávidos de nuevas experiencias,
todos deben saber las consecuencias de tomar una decisión sin
reflexionarla. Hago esto con la finalidad de prevenirlos.
Soy una personas cuya vida ha estado
plagada de vicios. Siendo relativamente joven, puedo jactarme de haber
probado casi todo, desde alcohol y drogas hasta extrañas prácticas
sexuales y experiencias «extracorporales». Pero llega un momento en el
que termina el encanto, la novedad de lo desconocido, y por tanto pierde
su efecto. Arribar a la cumbre del vicio y darte cuenta de que, aun
mezclando sustancias, no existe más que una efímera sensación cuya
experimentación se vuelve una aburrida rutina, es lo más decepcionante
del mundo. Ahora creo que es mejor quedarse en los límites de lo
conocido y no ahondar en cosas que podrían destruir la mente.
Hace dos o tres años, no recuerdo, comencé con los sonidos binaurales. Primero probé lo básico como el I-Doser,
después busqué otros que me brindaran experiencias más «fuertes». Fue
así como encontré diversos tipos de frecuencias en la web normal y la
profunda, todos con una extensa gama de sensaciones las cuales no tardé
en agotar. En sólo unos meses había experimentado en su totalidad las
sensaciones que esos audios ofrecían.
Hace unas semanas que revisaba mi correo
electrónico, encontré en la bandeja de entrada un mensaje de un tal
«James Webber» con el asunto «Nueva dosis que debes escuchar». Creyendo
que se trataba de spam, eliminé el mensaje sin verificar su contenido.
Repentinamente, ese sujeto «James» me envió un mensaje instantáneo (lo
cual me sorprendió, pues no lo tenía como contacto) preguntándome si no
tenía curiosidad de probar aquella dosis. En otra ocasión hubiera
bloqueado a aquel individuo e ignorado su oferta, pero encontré
divertido su intento por venderme algo que no era novedad para mí. Le
respondí cuestionándolo acerca de «lo nuevo» del audio, y mencioné que
ya había escuchado todo tipo de frecuencias. «No como esto», repuso. Al
momento, envió un link que dirigía a un servidor ruso de almacenamientos
de archivos: «Te ofrezco una dosis gratis para que lo compruebes».
Pensé en terminar con el asunto. Lo más
probable era que el archivo fuera un virus y aquel sujeto alguien que
buscaba perjudicarme. Pero, como si hubiera leído mis pensamientos,
envió otro mensaje, «Puedes confiar en que todo estará bien. Pertenezco a
un colectivo que apenas está comenzando y necesitamos apoyo para
seguir. Si no te gusta, no volveremos a molestarte». Dudando y con
cautela, hice clic. El archivo para descargar estaba comprimido en
formato RAR y su nombre era muy extraño, tenía más de veinte letras y
números que parecían haber sido elegidos al azar. O quizás no. Terminó
de descargarse en menos de un minuto y lo abrí para comprobar que no
corriera peligro. En el archivo comprimido había una carpeta de nombre
semejante al anterior, y dentro, un audio titulado «CeaseToExist.mp3»
con un .txt que decía «Instrucciones». Descomprimí ambos archivos y leí
las instrucciones. Al escucharlo, tenía que estar acostado bocabajo con
los ojos vendados, el audio a tope, usar audífonos. Aunque la última
indicación me llamó especialmente la atención: «Concentrarse en el audio
hasta llegar al borde del sueño. Cuando esté a punto de dormir, cambiar
su posición a boca arriba». La nota terminaba ahí. Sin más, decidí
hacerlo… No tenía realmente nada que perder. Coloqué la pista en el
reproductor e hice todo lo que indicaba la nota. Sin ver su duración,
presioné play.
En un inicio la pieza no presentaba nada
fuera de lo común; abría con un ruido parecido a la estática de un
televisor, típico en la mayoría de los audios de este tipo. Luego de
unos momentos, el ruido comenzó a disminuir mientras un débil tañido de
campanas se apreciaba al fondo. Aquel sonido aumentó gradualmente, y fue
alentándose hasta que se convirtió en una sencilla melodía. Distinguí
algunos repiques más graves que otros, y prestando más atención me di
cuenta de que eran tres notas musicales, do, re, fa, do, re, fa… Ese
simple arreglo parecía un trozo de una melodía de cuna, tan agradable
que me abstraje en aquellas y dejé de escuchar el molesto ruido del
fondo. Los armoniosos acordes provocaron que comenzara a dormitar y
estaba por abandonar mi estado de conciencia cuando el recuerdo de las
indicaciones me cruzó la mente como un rayo: tenía que cambiar mi
posición. Con pesadez, giré lentamente mi cuerpo, desde el torso hasta
los pies, de modo que mi cara quedó frente al cielo. Los sonidos
continuaban deleitando mi oído, mi respiración era cada vez más pesada y
mi corazón latía con igual lentitud; me encontraba relajado como nunca
en mi vida. Después de unos segundos comencé a sentir cómo se iba
elevando mi cuerpo. Sentí que flotaba en el espacio… un efecto similar
produce la dosis Zero Gravity, pero no en la magnitud en que yo
percibí aquella levitación. Dejé que las ondas sonoras continuaran
haciendo su trabajo sobre mi cerebro mientras los tañidos comenzaban a
perder intensidad. Mi respiración apenas era perceptible, mis
terminaciones nerviosas disfrutaban de una suavidad incomparable,
parecía que mi cuerpo reposaba en una nube tan tersa como ninguna otra.
Mis labios se movieron para formar una sonrisa en señal de alegría por
tan apacible ambiente. No quería que todo terminara abruptamente, volver
a enfrentarme a una vida tan insulsa y carente de sentido… no quería
cambiar el Edén por la abyecta Tierra que no tenía nada más para
ofrecerme que decepciones y tristeza. Intenté abrir mis ojos, pero fui
incapaz de hacerlo —me encontraba tan extremadamente sosegado que, de no
haber sido por aquel débil y mecánico golpeteo que se escuchaba en mi
pecho, hubiera asegurado que estaba muerto—. Al igual que mis párpados,
el resto de mis miembros continuaban sumergidos en el trance, inertes
por voluntad propia, inconexos con mi mente y pensamientos. Aspiré
profundamente y, mientras exhalaba el poco aire que hizo su camino a mis
pulmones, mis piernas comenzaron a tener pequeños episodios de espasmos
musculares. De igual manera los músculos de mis brazos se contrajeron
involuntariamente a la vez que la temperatura de mi cuerpo empezó a
elevarse; al parecer no todo se trataba de armonía y felicidad. Mi
frecuencia cardíaca se aceleraba gradualmente, el zumbido se acrecentaba
a cada centímetro que descendía. Al cabo de unos momentos se volvió
insoportable para mis tímpanos, tan intenso que aún no entiendo por qué
éstos no reventaron al percibirlo. Intenté mover mis miembros: no podía
siquiera abrir los párpados. Mi cuerpo se encontraba tenso, inerte,
totalmente rígido y con un dolor agudo, sobre todo en las muñecas y
tobillos, un malestar parecido al que experimenta una persona que padece
artritis.
Quería gritar, pero mis labios no
respondían a la orden de mi cerebro ni mi garganta producía sonido
alguno, como si mis cuerdas bucales hubieran sido arrancadas de su
lugar. Me estaba ahogando por la opresión incesante sobre mis pulmones,
me estaba literalmente evaporado debido al infernal calor que abrasaba
mi piel, mi corazón latía con tal ímpetu que las palpitaciones parecían
auténticos puñetazos, como si mi órgano hubiera intentado quebrar el
esternón y las costillas para huir del pandemónium en que se había
transformado mi cuerpo. Una lágrima se escapó de uno de mis ojos y
resbaló lentamente por mi rostro —mi piel ardía intensamente por donde
había pasado, como si hubieran vertido una gota de ácido sobre mi cara—.
La presión se extendió por todo mi cuerpo, ahincando en mi cabeza, pues
mis párpados comenzaban a abrirse debido a que mis globos oculares
estaban a punto de salirse de su órbita.
No podía soportar más, había traspasado
los límites de la resistencia humana, había cruzado los extremos del
sufrimiento, llegado a un punto en el que no sabía si continuaba vivo o
me encontraba agonizando en los confines del Infierno. Lo último que
escuché, fue el intento de mis pulmones por introducir aire fresco,
esforzándose desesperadamente por conseguir un poco de sustento.
Exploté. O al menos, eso creí cuando
recobré conciencia de mi ser. Afortunadamente, todo había cesado. La
presión, el ardor, el dolor… todo lo que me había atormentado, se había
ido. Sí, todo había desaparecido, inclusive mi cuerpo; no sentía mis
piernas ni mis brazos, tampoco mis oídos y ojos. No escuchaba mi
respiración ni los latidos de mi corazón, en realidad, no sabía si
estaba escuchando, viendo, tocando, oliendo, saboreando o haciendo todo
eso al mismo tiempo. Es casi imposible describir lo que pasé… lo que
pasé ahí, es muy difícil comprender, incluso para mí, cómo yo
era absolutamente nada en el infinito vacío… Como si hubieran encerrado a
mi mente en una región sin límites ni extensión. Al principio, lo único
que, podría decirse, “percibía” eran unas figuras amorfas las cuales
seguían a mis pensamientos. Me concentré en una de ellas, era una
especie de círculo deformado. Era gris, un gris tan opaco que no
soportaba, así que lo imaginé verde. Y verde fue. Las otras figuras
aparecían y desaparecían, dependiendo de la atención que les brindaba.
Todo lo que existía y estaba era directamente proporcional a la medida
en que yo lo creía; podía creer en un círculo rectangular y ante mí
surgía la figura impensable e ilógica, en una gama de colores
inconcebibles para la imaginación humana. Tuve más de cinco sentidos,
inventé sentidos para percibir mis propias creaciones. Hice todo en un
momento, el último momento que recuerdo, pues lo que siguió a ese lapso
fue tan extraño que mi mente colapsó en medio de la confusión. En ese
fragmento, creí haber conocido la esencia de Dios… Lo que prosiguió a
este episodio quedará encerrado en mi memoria hasta el día de mi muerte.
Me tomó algo de tiempo y mucho esfuerzo rememorar cómo había vuelto del
caos. Recuerdo vagamente el sonido de un golpe, como si algo pesado
hubiera caído al suelo, lo cual atrajo mi atención en ese instante.
Estaba recobrando consciencia de mis sentidos, recuperando la lucidez
que había extraviado. Escuché entonces otro sonido similar al anterior y
de la misma manera sobrevinieron más, como si alguien hubiera golpeado
un tambor repetidas veces para ayudarme a salir de la locura. El
golpeteo fue acelerando de manera paulatina hasta formar una especie de
ritmo. Mientras aquella salvación auxiliaba a mis sentidos para
encontrar algo de coherencia, un intenso resplandor surgido de la nada
irrumpió en el escenario, lacerando mi vista y aclarando mi mente. La
luminiscencia aumentó al grado que, instintivamente, los bordes de mis
labios se separaron para proferir un grito desde el fondo de mi
garganta, debido al ardor que me provoca. Mis ojos comenzaron a
distinguir una forma borrosa de color negro, que poco a poco fue
transformándose en un objeto concreto: una lámpara de techo. Al momento
de reconocer aquella figura mi garganta cesó de gritar y aspiré una
bocanada de aire, con tanta desesperación, que parecía haber sido la
primera vez que respiraba. Me incorporé violentamente; mi corazón, que
me había salvado de la locura, latía con frecuencia excesiva, mi cuerpo
estaba empapado en sudor y temblaba incontrolablemente. Cerré mis
párpados e intenté regular mi frecuencia cardiaca y respiratoria.
Después de unos momentos logré apaciguar un poco a mi corazón y
pulmones, abrí los ojos y pude discernir mucho mejor los objetos y
colores. Con lentitud, bajé mis pies e intenté pararme pero mis
lánguidas piernas fueron incapaces de sostener el resto del cuerpo. Caí
de bruces y con mucho dolor me arrastré hasta el baño, y apoyándome en
el lavamanos, logré ponerme de pie y me recargué en él para evitar otra
caída. Aún estaba temblando y jadeando, tuvieron que pasar varios
minutos antes de que pudiera ejercer control sobre mis movimientos y
horas para recuperar la calma en totalidad. Cuando recobré fuerza, elevé
mi vista al espejo y observé detenidamente mi rostro: en mis facciones
aún estaba dibujado un gesto de estupor y desconcierto, mi piel estaba
pálida, gruesas gotas de sudor corrían por mis pómulos y frente, las
pupilas de mis ojos se encontraban dilatadas. En ese momento supe que
nunca volvería a ser el mismo de antes, jamás podría vivir en
tranquilidad ni tener un momento de paz por lo que me restara de vida.
Estuve contemplando mi cara por un tiempo, hasta que mi cuerpo dejó de
tambalearse. Me enjuagué el rostro, salí del baño un poco aturdido y fui
directamente a la habitación. Mi laptop, la única testigo de la
horrible vivencia que acababa de pasar, se encontraba hibernando.
Un Huevo...
Fue un accidente de auto. Nada
particularmente destacable, pero fatal sin duda. Dejaste a una esposa y
dos hijos. Los paramédicos hicieron su mejor esfuerzo por traerte de
vuelta, pero no había nada que hacer. Tu cuerpo estaba completamente
destrozado, fue mejor así, créeme.
Y entonces me viste.
—¿Qué… qué ocurrió? —me preguntaste—, ¿dónde estoy?
—Moriste —te dije de una vez. No hay por qué andar con rodeos.
—Había un… un camión, y se estaba saliendo del camino…
—Un choque.
—¿Morí?
—Pero no te sientas mal por eso. Todos mueren.
Miraste alrededor. No había nada, sólo tú y yo. —¿Qué es este lugar? —me preguntaste—. ¿Es lo que hay después de la vida?
—Más o menos —te respondí.
—¿Eres Dios?
—Sí, lo soy —te dije, para tu estupefacción.
—Mis hijos… mi esposa…
—¿Qué con ellos?
—¿Estarán bien?
—Me gusta eso. Apenas moriste y tu mayor preocupación es tu familia. Eso es bueno.
Me miraste fascinado. Para ti no me veía
como Dios, me veía como cualquier hombre. Alguna vaga figura de autoridad. Más un profesor de gramática que el Todopoderoso.
—No te preocupes —te dije—, estarán bien.
Tus hijos te recordarán como alguien perfecto en todos los sentidos. No
tuvieron tiempo para guardarte algún rencor. Tu esposa se lamentará en
público, pero secretamente sintiéndose aliviada. Para ser sincero, tu
matrimonio estaba desmoronándose. Si te sirve de consuelo, se sentirá
muy culpable por sentirse aliviada.
—Ah… Entonces, ¿qué pasa ahora?, ¿podré ir al Cielo o al Infierno o algo así?
—A ninguno. Reencarnarás.
Ya Tenemos App!!!!
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Lleva el terror con tigo. Ya no solo podras disfrutar del terror desde la computadora, si no que ahora tambien lo podras disfrutar desde tu telefono celular Android.
Y una ves cargada la aplicacion podras leer las historias sin internet :3
Peso Apk 15MB
Peso De La App Instalada 4MB
(Nota: Solo Borra el instalador (apk) despues de que este instalada.)
(proximamente iPhone).
CAPTURAS
Persuadido
Han pasado 2 semanas desde que empezó todo esto.
Todo comenzó con un accidente del petrolero. Fue la noticia. Todos pensaban que era sólo otro derrame de petróleo. Había un montón de voluntarios. Hay muchas personas que desean ayudar a los pobres animales indefensos. Muchas de las víctimas. Dentro de las horas del accidente del petrolero, empezaron a cambiar, los animales se habían vuelto locos, estaban arañando y mordiendo a los voluntarios. Dijeron que era un efecto adverso a lo que estaba en la cisterna.
Los trabajadores de rescate todavía trataban de sacar a la tripulación de la nave. Se oían gritos dentro. Gritos al abrir las puertas. Pero ahí es cuando todo se fue al infierno. Tan pronto como cortaron la puerta.
Hubo 6 minutos de emisión antes de y era silencioso. 6 minutos de gritos y agonía. La tripulación del barco había atacado los rescatistas como babuinos rabiosos. Rompiendo huesos y carne desgarrando, La gente en la orilla estaba mejor, Aquellos que habían sido atacados por animales estaban atacando a todo el mundo.
Fue peor que cualquier informe de la zona de guerra, era pura brutalidad y aún la difusión para luego continuar con noticias regulares, la economía, el clima, una historia de interés humano lindo, pero no nos hacen olvidar lo que hemos visto.
Traté de seguir con mi vida normal pero cada vez que enciende las noticia o pasaba por un puesto de periódicos recordaba este gran misterio. Tenían algunas explicaciones, algún tipo de infección, los parásitos cerebrales, pero no importaba. No tenían miedo de una infección, o de que eran ellos.
4 días después del informe inicial, un estado de emergencia fue levantado. Y sin embargo nos habíamos visto esto antes. Cada película de zombis nunca. La gente no sabía en quién confiar. Personas que estaban almacenando comida y armas. Algunos intentaron huir, pero parece que cada película de zombis tenía razón. No lo hicieron. Tres días más tarde llegaron a mi pueblo.
Esperaba gemidos, barajando los cadáveres, desmembramiento, pero fue donde las películas mintieron. Corrieron por las calles, gritando. Recuerdo correr tan rápido como pude, puse bloqueos, barricadas, haciendo cualquier cosa para asegurarse de que quedaría cerrado y entonces que me dirigí a la ventana a la puerta de mi casa. Yo estaba en el segundo piso y pude ver la masacre. Eran imparables. Eran conscientes.
Un grupo de ellos hubo camino a través de un edificio en la calle. Saltaron directamente a través de ventanas de vidrio de placa. Incluso los fragmentos rebanaban a través de ellos pero no había diferencia, ellos seguían viniendo. Mi barricada no va a aguantar. Corrí alrededor de mi piso, guardando suministros y los guarde en la habitación más segura de la vivienda. Volví para dar una última mirada al cruzar la calle, y ojalá que no lo hubiera hecho. En una ventana del segundo piso, mi cara se reunió con la de uno de los suyos. Ellos sabían dónde estaba. Rápidamente me fui corriendo a la habitación y cerré la puerta.
No tengo ningún tipo de habitación del pánico, o un sótano seguro, así que el lugar más seguro que se me ocurrió fue mi cuarto de baño. Sin ventanas, una puerta con cerradura. Había llenado mi lavabo y la bañera de agua, así que podría quedarme por un tiempo, me senté en el cuarto oscuro, con los gritos lejanos en mis oídos.
Un Traje De Payaso
Un par de actores de teatro llevaron a su pequeño hijo de no más de 7 años, a uno de sus ensayos, se quedó en el cuarto de vestuario y utilería a cargo de una colaboradora.
Ahí encontró espadas, muros falsos, y en un apartado rincón… en un viejo baúl, había un payaso un poco más alto que él, con un traje lleno de motas de colores y peluca naranja. El chico adoraba los payasos, pero mas añoraba algún día poder ser uno, así que la muchacha no vio inconveniente alguno en desvestir al muñeco y prestarle las ropas al chiquillo para que las llevara a casa y se divirtiera un poco.
Al llegar a casa el niño cenó y se fue a su habitación a jugar un rato.
A la hora de dormir el niño no quería ponerse su pijama sino quedarse con el traje de payaso, su madre le dijo que no, que mañana podría ponerse su traje, pero ahora tenia que dormir con su pijama.
Por más que el chiquillo insistía en dormir con el traje de payaso puesto, su madre lo impidió y lo dejó en la habitación, colgado en un gancho para que pudiera verlo desde cada rincón.
A mitad de la noche, el rechinido de la ventana lo hizo despertar, cuando abrió los ojos, el gancho estaba meciéndose, y el traje había desaparecido. Molesto pensando que su madre lo había tomado, se levantó a prisa de la cama… y en un segundo salto a ella de nuevo. Había pisado algo aguado, que hacia ruido. Asomó su cabeza lentamente, hacia abajo, y era un pequeño juguete de aire.
Bajó de nuevo de la cama para tomarlo, y una mano de trapo, agarró su pierna y
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