Historia alternativa de Slenderman


Yo era un hombre normal. No sé porque todo cambió tan repentinamente, nunca me creí capaz de lo que hago como un maldito monstruo mutante. No quiero asustarte, y es enserio. Nunca me ha gustado el terror. Yo solo quiero salir, tal vez buscar algún acompañante.

Pero comprendo que tengas miedo de mí, después de todo, todo el mundo lo tiene. ¿Cómo no tenerle miedo a un monstruo de piel blanca, sin rasgo facial alguno, con unos malditos tentáculos que mata sin razón?, pero no, a mi no me gusta matar. Es que es contra mi voluntad. No puedo controlarme, y aunque no veas mis ojos, yo lloro si te hago sufrir, después de todo creo que esto es un castigo por haber sido tan engreído antes.

Si quieres conocer mi historia, y dejar de tener un poco de miedo de mí, aunque no es lo más seguro, te invito a leerla:

Yo era un hombre delgado, feliz, apuesto y con mucho dinero. Era un abogado con mucho éxito, tenía una hermosa esposa y una linda y pequeña hija llamada Sophie, la recuerdo como si hubiese sido ayer cuando la tuve por primera vez en mis brazos.

Amaba mi vida, pero también amaba presumir. Tenía amigos, pero falsos, interesados… mis verdaderos amigos, estoy seguro, me habían dejado porque era demasiado creído, abusaba de lo que tenía, y sé que podía hacerlos sentir mal en algunas ocasiones.

No era mi intención, lo juro, siempre quise mantener amistades. Pero tal vez haya sido la razón, que me gustaba mucho decir lo hermosa y perfecta que era mi vida.

Podía darle todos los gustos a mi familia.

Pero un día, todo dio un giro de 360 grados.

Estaba tranquilo, recién llegaba del trabajo, sentado viendo el programa favorito de mi hija, junto a ella.

Reíamos y nos divertíamos, no me gustaba ese programa, pero me gustaba verla feliz. De pronto el teléfono nos interrumpió, no sabía que era, pero tenía un mal presentimiento.

-Espera, mi niña- Le dije a mi hija mientras me levantaba del sillón a responder.

-¿Hola?

-Señor… – Preguntó una voz masculina, diciendo mi apellido.

-El mismo. ¿Qué necesita?

-Lamento informárselo de esta manera, pero su esposa ha sufrido un accidente. Ella está muy herida

-¿Qué pasa papi? -oí la voz de mi pequeña hija, mientras mis ojos se cristalizaban. El hombre del teléfono me dio una dirección de donde había sido el accidente, llamé a mi hermano para que se quedara con mi hija, ya que el vivía al lado. No le dije a mi hija nada sobre eso, y me fui rápidamente hacia el lugar.

Una horrible escena se podía divisar por mis ojos, un lugar repleto de policías, ambulancias. Sangre por doquier. Y entre toda la multitud, tirada a un lado de la ambulancia, mi querida esposa, mi razón de ser, el amor de mi vida, totalmente ensangrentada, a un lado, el auto totalmente destrozado. Corrí como un loco a su encuentro, y noté que estaba convulsionando. Llamé rápidamente a los médicos de esa maldita ambulancia, se tardaban tanto. Malditos, a ellos no les importa si pierdo al amor de mi vida.


Ella estuvo en coma, por mucho, mucho tiempo. Solo le decía a mi hija que mami se había tomado un descanso, ¿como explicarle que su madre, quien le dio la vida, tenía riesgos de muerte?

En el peor momento me lo anunciaron, llegaron a mi casa a informarme lo sucedido, la muerte de mi esposa.

No me quedó mas remedio que decirle a mi hija, la pobre no entendía, yo lloraba, tanto, que pensaba que explotaría.

Tiempo después mi hija creció, y logró comprender que su madre había muerto, a medida que lo comprendía, me odiaba más. Y yo no entendía, porque cuando era más pequeña, me amaba. Debía, seguramente, pensar que yo había tenido la culpa.

-Hija, ¿vamos por un helado?

Siempre le proponía cosas para divertirnos juntos, pero ella no aceptaba.

-No quiero. – Me decía, hacía más de cuatro años no la oía decirme “papá”.

Casi todo había cambiado, ya no tenía éxito, me estaba volviendo clase media-baja y, yo también me odiaba por eso. Trataba de hacer feliz a mi hija, dejándola salir con sus amigos.

Finalmente, mi hermosa niña cumplió los 14 años, luego de su fiesta, descubrí que estaba drogándose.
-Hija, ¿por qué me haces ésto?- le repetía llorando.

-Te odio. Déjame en paz- Me decía con mirada de desprecio.

Estaba totalmente cansado. Era hora de hacer cosas malas. Un pacto con el diablo. La verdad, nunca me di cuenta del error que cometería.

Recordarlo me da nostalgia, pero no me ves llorar. Estás leyendo esto, puedo notarlo desde la ventana. Tranquilo, no te haré nada, a menos que me mires, no podré controlarme. Te mataré aunque vaya contra mi voluntad.

¡Te he dicho que no me mires! Espera, no estés asustado… o bueno, si, mejor mantente así. Si estás tranquilo será mas difícil aún. Oh, rayos, lo siento, lo siento tanto.


1 comentario:

  1. por que rayoslas historias tienen un final de mierda , las historias al inicio soninterezantes, y cautivadors pero el maldito finel es una completa desilucion,..............

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