Ojos Rojos


Tumbada en la habitación, a oscuras con sus pensamientos, no podía apartar de su mente unos ojos rojos que no dejaban de mirar desde la oscuridad.
Allí a lo lejos desde la oscuridad más profunda se encontraba el dueño de esos ojos que no podía apartar de su mente.
Desde hace noches la visita, pedía que le dejara entrar, la necesitaba y ella le necesitaba a él. Una frase se repetía en su mente "Abre la ventana" una y otra vez.
No podía acudir a nadie, si se lo contaba a sus padres pensarían que estaba loca y no dudarían en llevarla a un sicólogo o psiquiatra o aún algo peor, ingresarla en algún hospital psiquiátrico.
No iba a aguantar mucho más, su mente empezaba a desear abrir la ventana y su corazón deseaba ver al dueño de esa voz que cada noche se hacía oir.
Sin querer se vio caminando hacia la ventana, intentó detenerse pero su cuerpo no respodía, su brazo se alargó y con un simple movimiento la ventana cedió y se abrió.
Durante un segundo no pasó nada, pero al segundo siguiente un hombre se encontraba en su habitación, no podía mirarle pues sus ojos estaban fijos en los ojos del ser que acababa de llegar a su habitación, el dueño de los ojos rojos, rojos como la sangre.
El ser la rodeó entre sus brazos, acercó la boca al cuello, sintió un pequeño pinchazo y no volvió a sentir nada más. Se introdujo en un sueño, un sueño en el que sólo podía ver el color rojo. Un sueño en el que se fue hundiendo cada vez más, más y más profundo hasta dejar de existir y donde sólo podía pensar en unos ojos rojos que la miraban desde la oscuridad.

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