Hola mi nombre es Antonio Cruzaley vivo en la ciudad de Mexicali B.C
México lo que me pasó a mi tal vez sea difícil de creer, ya que la
mayoría de la gente no cree en esta clase de cosas, por eso es que
busqué esta página para poder desahogarme. Espero que les guste mi
historia y espero que a ni uno de los lectores le suceda.
Mexicali es una ciudad agrícola rodeada de fabricas y
ganadería, yo vivo en el centro de la cuidad pero mi hermano vive en las
afueras. Era un fin de semana normal, fuimos a jugar fútbol, estuvimos
un rato en casa de nuestros padres los cuales viven muy cerca de donde
yo vivo y estábamos conversando. Mi casa se había infestado de
cucarachas y tuve que fumigar, entonces yo les pedía permiso para
poderme quedar en su casa, en eso mi hermano se ofrece para prestarme la
suya ya que él y su familia saldrían a Puerto Vallarta de vacaciones y
me pidieron de paso que les cuidara a un cachorrito que acababan de
comprar.
Yo muy contento accedí y me quedaría cuatro días en casa
de mi hermano, ese día dormimos todos en su casa, era un casa un tanto
grande con cinco habitaciones, dos baños, un estudio de dos plantas y un
jardín muy bonito. Una casa en realidad muy bonita, lo único malo es
que estaba situada en las afueras de la cuidad donde la noche es aun más
oscura y todo está tenebrosamente cobijado de un silencio un tanto
perturbador.
A unos cuantos metros de la casa se encuentra un
campo de algodones y por lo general hay muchos animales en la mañana,
antes de irse se despidieron muy apresuradamente ya que el tiempo apenas
si les alcanzaba. Me despedí de ellos y en eso mi sobrina me mira, me
abraza y me dice:
"No juegues con Germán, te puede lastimar es un tanto pesado tío y muy enojón"
Me
quedé unos segundos pensativo al ver como se iban pero al poco tiempo
me percate de que hablaba de su cachorro, sonreí (recuerdo) y entré a la
casa. Cuando entré todo parecía normal, no era la clase de casa en la
que uno se queda cómodo. En realidad extrañaba un poco mi casa y más que
nada mi cama, en la tarde me fui al trabajo y regresé como a eso de las
11 de la noche. Llegué tan cansado que ni siquiera tenía ganas de
comer, me fui directo a la cama y me quede dormido.
En la
madrugada sentí un leve cosquilleo en mi oreja y me desperté, todo
estaba muy oscuro apenas la luz de la luna se podía colar por la ventana
y no alcanzaba a ver muy bien, pero pude darme cuenta de que la puerta
del cuarto no estaba cerrada y afuera de ella podía ver una sombra. No
era la sombra de un hombre, en realidad era una sombra un poco
desfigurada, pero pude darme cuenta, o creí que era una sombra porque
aun en la oscuridad de la noche era aun más oscura. Un oscuro profundo,
impensable tal vez, pero aún en la oscuridad, podía distinguir que ahí
había algo realmente. No me atreví a averiguarlo así que me cobije de
pies a cabeza un tanto asustado y me puse a dormir.
Al día
siguiente, por una extraña razón, me desperté muy tarde. Suelo despertar
a las 7 u 8 de la mañana pero ese día me desperté a la 1 de la tarde,
en realidad se me había ido todo el día dormido y no pude asistir al
trabajo ya que ese día trabajaba en turno matutito. Rápidamente hable a
mi jefe e inventé una excusa un tanto tonta pero creíble. Sin nada que
hacer me dirigí hacia la cocina a comer, me moría de hambre. En eso
recordé al cachorro, no le había dado ni agua ni comida me asusté y me
puse a buscarlo.
Para mi sorpresa la puerta trasera estaba
abierta, sin percatarme que alguien se pudo haber metido. Lo primero que
pasó por mi mente es que el cachorro se pudo haber escapado por ahí y
salí a buscarlo. Fallando en mi intento por encontrar al cachorro,
regresé a la casa y preocupado por lo que mi sobrina iba a sufrir por su
cachorro me puse a desayunar. Al paso del tiempo me sentí muy cansado,
un poco sin energías, no enfermo, sino un poco cansado y me recosté en
cama la mayor parte del tiempo. Buscando alguna excusa que decirle a mi
hermano y sobre todo a mi sobrina por su cachorro.
Escuché unos
ruidos en la planta de abajo, primero me alerte, después me di cuenta de
que tal vez era el cachorro y baje rápidamente e intenté encender la
luz por que ya había oscurecido y en esa casa todo se ponía muy oscuro.
Pero por obra del destino las luces no encendían, no se si estaba de
mala suerte o esa casa me estaba jugando una broma por lógica creí que
se trataba de un apagón. Salí de la casa a revisar los botones de la luz
y parecían estar en buen estado, cuando entré todo estaba totalmente a
oscuras, y se escuchaban los ruidos de algo que caminaba dentro.
Yo
realmente no estaba asustado, estaba completamente seguro de que era el
cachorro. Así que me adentré a la casa a oscuras a buscar alguna vela o
una linterna, algo que me ayudara a ver. En la mesa principal se
encontraban un par de velas aromatizadoras de mi cuñada, las encendí y
me puse a hablarle al cachorro, en eso escuché pasitos, pero ahora se
escuchaban en el piso de arriba. Un poco temeroso subí por las
escaleras, y cuando al final de las escalera volteo hacia delante, en
eso todo quedó cubierto por un silencio impensable, mi cuerpo se
paralizó y mi corazón se aceleró tanto que sentía como mi pecho se
contraía contra si mismo y no mis pulmones que apenas si podían tomar
oxigeno.
No podía creerlo, la misma sombra que vi la noche
pasada, estaba posada frente a mí en completo silencio, ahora estaba
seguro de que la estaba viendo. Tenía una vela y la sombra se posaba sin
pena frente de mi, no supe que hacer en realidad, me quede paralizado.
No pensé en nada, fue como si estuviera completamente apoderado por esa
sombra, en eso sentí algo detrás de mí. Algo que me tocó el hombro y me
acarició el oído. Yo estaba aterrado, en eso algo hizo que tomara uso de
razón y saliera corriendo.
Con lágrimas en los ojos bajé como
pude las escaleras, confieso que ese momento se me hizo eterno y mi vela
se apagó a mitad de la escaleras, así que como pude salí de esa casa.
Corrí unos cuantos kilómetros, hasta llegar con los vecinos, antes de
hablarles me tomé unos minutos, me tranquilicé e intente hablar bien. Ya
estando más tranquilo me puse a pensar que le diría a mi hermano y si
en realidad me crearía, así que decidí omitir todo lo sucedido y
hablarle solo para decirle que no había luz y que el cachorro había
desaparecido. Cuando le llamé le expliqué y le dije que la luz había
dejado de funcionar y le dije que llamaría a un eléctrico al día
siguiente, él me dijo que de acuerdo, entonces fue cuando le dije que el
cachorro había desaparecido y me contestó que no. Que Nicole, mi
sobrina, se lo había llevado a Puerto Vallarta, por qué no lo quería
dejar con su amigo imaginario Germán.
Obviamente no dormí ahí
esa noche, me fui a dormir a un hotel o más bien me fui a pasar la noche
a un hotel ya que los siguientes 4 días no pude descansar decentemente y
estuve enfermo. Bueno amigos gracias por haberse tomado el tiempo de
leer mi anécdota, espero que ni uno de ustedes se tope con algún Germán,
no es muy agradable la verdad.
Escrito Por-Antonio Cruzaleytorres
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yo tambien tengo un amigo imaginario es jimmy
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