Sangre En Mi Cuerpo



Los sonidos en mi habitación son inestables, apenas si abro los ojos y observo mi soledad, mi cuerpo se siente agotado, con magulladuras, me levanto levemente de mi cama y siento como bajan por mis rodillas y piernas la sangre de mi cuerpo, esta es tensa y huele tan mal, el olor a estiércol cubre toda mi casa, en mi habitación un raro hedor brota del armario, antes de que me dirija hacia el observo mi cuerpo, este inundado de sangre, justo en ese instante observo algo, de repente mis testículos no están donde deben de estar, me asusto y al darme cuenta siento un dolor fuerte en mi mano izquierda, que ocurre! 

Me pregunto cuando observo que no tengo los dedos de esta mano, no recuerdo nada de lo que ocurrió ayer, asustado y con lágrimas recubriendo mis mejillas, observó en mi mesa de noche, mis testículos y mi pene se hallan enfrascados, en algo que parece ser un recipiente con alcohol, preocupado lo tomo con mi mano derecha, (la que está completa), asustado y tembloroso este resbala de mis manos cae con precisión al suelo y se estalla por completo, mis testículos enjuagados en alcohol junto con mi pene se desbordan por la habitación, recordando una escena anterior, corro hacia el armario, lo abro y en él un perro cubierto de vino y sangre cuelga sin su pene, lloro sin contenerme y caigo al suelo, doy la vista hacia atrás y encuentro a mi esposa debajo de la cama, que escena más horrible!, me paro del suelo con la angustia más impaciente, y corro a donde ella, ya es tarde, sus senos se encuentran magullados como si hubieran sido mordidos con por cualquier animalejo, intento levantarla, pero al hacerlo tomo su espalda y noto que está recubierta de estiércol y sangre, pero que es esto, parece una brujería o una mala pesadilla, cierro los ojos y los vuelvo abrir después de unos segundos, intentando pensar que esto sea solo una pesadilla, los abro y todo sigue igual, mientras me desangraba por la falta de mis testículos y pene, mi esposa estaba en mis manos, doy el giro de su cuerpo observando su espalda con más claridad, y observo una frase algo corta escrita con la misma sangre, esta dice algo así: 



-Tu tiempo no es el mismo de nosotros, tu limite ya ha acabado, ahora tu muerte es inevitable, Larga vida a MICTIAN. 

Así termina esta frase, asustado dejo resbalar de mis manos ensangrentadas a mi esposa, la beso y cierro sus ojos, ya sabiendo que su salvación era inconcebible, camino como puedo, observo un camino de sangre que traspasa mi habitación, este termina justo en el atril donde mi esposa y yo dejábamos la biblia, observo y me encuentro con la sorpresa de que en vez de la biblia se encuentra un libro de hechicería y manuscritos del mal, con una página en especial abierta a visibilidad, esta cuenta la leyenda del demonio MICTIAN, un demonio enviado a través de mal el cual se encarga de impartir la muerte a los cristianos, según los aztecas este era de gran energía mística, y ellos le adoraban como el Dios de la muerte, sorprendido siento un gran dolor en mi espalda, como si alguien estuviera escribiendo en ella con algún instrumento corto punzante, me dirijo al espejo de mi casa, también hay encuentro una sorpresa, en este se encuentra escrito con sangre que tiene el hedor a azufre, algo en latín, como no se latín no pude saber que decía, seguramente era una leyenda, ya que era demasiado largo el texto de sangre, lo limpio con mi mano y logro ver mi espalda, en esta dice algo como esto: 

-Tu deuda esta salda, ya tu esposa puede descansar en paz, pero en cuento tengas un hijo, este nacerá con la marca maldita del demonio MICTIAN, sorprendido me extiendo en el suelo, entre cierro mis ojos, tomo un cordón que se encontraba cerca de mi mano justo en el suelo, y aprieto con ferocidad mi garganta, intentando acabar con mi vida, mi esposa toma mi hombro, esta se encuentra al lado de mi cama, junto a un hijo que dice ella ser de los dos, no recuerdo, nada más, solo sé que ese no puede ser hijo mío, tal parece todo fue un sueño, un sueño místico, pues ahora despierto en otro tiempo, con mi misma esposa, y con un hijo que hasta el sol de hoy no había conocido.

Historia escrita por - Juan Pablo Mendoza

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