Jaime miró por la ventana y vio que las luces de las farolas seguían
iluminando una calle vacía. Se desabrochó el primer botón de la camisa, y se
rascó la cara. Siempre le picaba mucho la cara cuando empezaba a salirle la
barba. Llevaba dos días sin pasar una cuchilla por la cara. Abrió una cerveza y
encendió la radio. Las noticias de las 9. Guerra, violencia en hogares e
institutos, y una insultante cantidad de minutos dedicados al tiempo y a lo que
piensan los ciudadanos de ese malévolo frente de aire invernal. Encendió el
ordenador mientras en la tele seguían con una fascinante exposición de fotografías
repletas de estampas hogareñas y pastelosas de los espectadores en paisajes
cubiertos de nieve. Jaime era tendente a despistarse con la más mínima excusa
que su mente percibiera en el ambiente, ya fuera real o imaginaria, y eso le
llevaba pasando desde el parvulario, cosa que no le beneficiaba en absoluto
ahora que tenía plazos de entrega que respetar y jefes con conexión directa a
los chats de mensajería instantánea tan malogrados y tan dignos de película apocalíptica
de serie b. Por esta serie de razones tan lógicas, el grito de un gato
callejero hizo que se levantara del asiento y se dirigiera a la ventana. Era
una práctica común en él, y siempre con el mismo resultado, pues nunca lograba
encontrar al dueño del grito. Pero esta vez, para su sorpresa, sí se encontró
con algo, aunque no con un gato, sino con una mujer vestida de chándal volviendo
de la calle sin salida donde se encontraban los cubos de basura. Por norma
general, Jaime no haría caso de tal escena, ya que poco tenía de interesante
que alguien tirara la basura, aun cuado la cara de la mujer estaba pálida, y
caminaba con las piernas desmesuradamente arqueadas...aunque bien mirado, la
escena sí que era rara, y como ya dijimos, Jaime era alguien muy predispuesto a
dejar las tareas en tiempo muerto y dedicarse a temas mucho más inmediatos y
vulgares, como hurgar en los desperdicios de una mujer siniestra. Así que se
reabrochó el último botón, bajó con cuidado las escaleras, observó que nadie
paseaba por la calle, (aunque el único personaje raro de la calle en ese
momento era él mismo) se paseó de manera casual, pero más casual hubiera sido,
si se le hubiera ocurrido bajar con una bolsa de basura, algo que por supuesto
se le ocurrió en ese instante e hizo que una punzada derribara los últimos
ladrillos de su autoestima en esa gesta nocturna.
''Seré gilipollas...'', pensó, y no le faltaba razón.
Se acercó al único canjilón de basura verde, y mientras se acercaba no se
percató de que estaba pisando unos charcos espesos de líquido parduzco. Cosa
que sin duda le hubiera inducido a salir corriendo, pero no, en esos instantes,
él era movido por una de las pulsiones más bajas del ser humano, el cotilleo.
Presionó con el pie derecho la palanca del basurero y abrió la trampilla.
Un olor denso y asqueroso, como de meados mañaneros mezclados con colillas y
azufre le acababa de abofetear en la cara cubierta por cerdas de barba más bien
escasa. Esto hubiera sido suficiente para hacer a cualquier persona dueña de sí
misma, irse por donde había venido, pero como dijimos, Jaime estaba movido por
una pulsión retorcida y nauseabunda, por lo que a través de unos ojos vidriosos
y saltones, lo vio. Una pequeña masa de carne rojiza informe con los ojos
entornados hacia él, mirando y gesticulando vagamente con la boca y las manitas
deformes. Era medio calvo y su piel estaba cubierta por una capa gelatinosa y
viscosa rojiza. Jaime enseguida ligó aquella imagen a la de un feto que acababa
de ser tirado a la basura. Hubiera llamado a la policía o hubiera sido más
heroico por su parte cogerlo y pedir ayuda, pero no, salió corriendo hasta su
casa, no sin antes tropezar un considerable número de veces, justificando y escenificando
así todas las películas baratas de asesinos con predilección por la carne
adolescente.
Al entrar en el piso miró por la ventana y comenzó a vomitar, saliéndole
trozos de espaguetis a medio digerir por la boca, pero con el cuerpo
completamente tieso, y los ojos fijos en la escena grotesca que tenía en
frente. El feto informe estaba arrastrándose por la carretera desierta
iluminada a intervalos por las farolas, dejando un reguero de sangre y babas.
Vio cómo con movimientos arrítmicos y torpes se arrastraba con el cordón umbilical
tras él hacia su edificio. Cuando a Jaime ya no le quedaban espaguetis que
vomitar, se deslizó hacia la puerta y pasó el pistillo. Se arrodilló y rezó
todo lo que supo que no era mucho, y se consoló estúpidamente pensando que algo
tan pequeño no podría abrir manillas ni manipular ganzúas. Tampoco podía llamar
a nadie, de qué le serviría, aunque podía inventarse una excusa para que
vinieran, pero como vimos, le movía una pasión muy baja, y el razonamiento no
era su fuerte, por lo que esa opción ni se le paso por su calva cabeza.
De pronto empezó a llover, cosa que ya había previsto de forma mesiánica el
hombre del tiempo. Jaime fue arrastrándose hasta la ventana con la cara y la
camisa aún sucias del vomito, pero antes de que hubiera podido acercarse a la
ventana, una versión en miniatura, congestionada e hinchada de una persona
adulta, lo miró bajo la lluvia desde el otro lado de su ventana. Con su versión
pequeña de una mano, empujó la ventana y esta se abrió con suavidad, ya que
estaba abierta, pues Jaime había olvidado de manera fatal, cerrarla cuando se
asomó por primera vez en busca de un gato, (Ay...dulces recuerdos, ahora aquello
parecía muy lejano)
El humano en miniatura de carne amorfa se dejó caer al suelo, Jaime empezó
a aporrear la puerta de su casa con el puño de manera desesperada mientras no
dejaba de mirar con la boca abierta a aquella masa viscosa y deforme de carne,
la cual se le acercó con los ojos semi-cerrados, una pequeña mueca desdentada
en la boca, y con sus bracitos fofos y casi deshuesados enrolló el cuello de
Jaime con su propio cordón umbilical, ahogándolo y haciendo que sus ojos se
agrandaran y su pupila se estrechara. Era el mejor cotilleo de su vida y no
tenía a quién contárselo, qué pesadilla.
Historia escrita por- Nathan Albae
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ResponderBorrarMuchísimas gracias ^^
BorrarMuchísimas gracias ^^
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