Ha pasado mucho tiempo.
La verdad ya perdí la cuenta de los meses, aún si incluso ya
son años. Pero ¿por qué?, mi escuela era un refugio para mí, tenía con
quien hablar, amistades, no me quedaba callado, aún, si en mi casa todo
iba bien prefería mil veces estar en la escuela, Je Je raro para un
chico de preparatoria ¿no creen?.
Más llego el día, mis padres y yo nos teníamos que irnos de la
ciudad, dijeron que era mejor y más saludable después de todo el aire
limpio de algún pueblito rural es bueno para la salud, mas me sentía
desolado, mis amigos, mis logros; todo quedaría en cero y quizás al
final sería olvidado.
¡Nha!, que importaba solo tenía que esforzarme, el doble si
era necesario en la nueva escuela, fuimos a un pueblo muy alejado de la
ciudad, eran aproximadamente 13 horas desde la ciudad al pueblo, y la
ciudad más cercana estaba a 2 horas en auto, no podía ser tan malo, mi
padre era doctor y era muy necesario allí así que trabajo no le faltaba,
mi madre era maestra de primaria, a mí me gustaba ir a su escuela a
jugar con niños de vez en cuando, más no creí que eso fuera posible esta
vez.
Pasó una semana, me dijeron mis padres que me tenía que
inscribir a la escuela, lo haría mañana en la mañana, me dieron mis
papeles y algo de dinero, la mañana siguiente era nublada y había
neblina muy densa, supongo que por el clima tan húmedo y el frio que se
sentía, aún así tomé mis cosas y me preparé para irme, mi padre había
tomado el turno nocturno y mi madre seguía dormida, solo entre a su
cuarto, me despedí de ella con un beso en la frente y me encaminé a la
escuela.
El camino parecía ser más largo que antes, entre la neblina no
podía ver nada, solo vi un edificio enorme, al acercarme más noté que
la escuela estaba adentro de una gruesa pared rodeada con alambre de
púas, lo único que pensaba era “no, esta no puede ser mi escuela, no, no
puede ser”, vi grafitis alrededor de la misma pared, la mayoría eran
insultos, “Mal nacidos mueran de una vez”, “Bastardos los veré en el
infierno”, en la semana que estuve todo era normal no parecía a ver
violencia ni delincuencia, supuse que había entrado a la parte baja o
pobre del pueblo, me acerqué y vi la entrada, afuera de allí había un
guardia, no parecía más viejo que yo, quizás 19 ó 20 años, me atendió
gentilmente y me pidió el asunto, le dije sobre mi inscripción y le
mostré mis papeles, él solo me miro con una cara confundía y me pregunto
que si estaba seguro de entrar, “hay más escuelas al rededor que
tendrían mejores instalaciones” me dijo, le conteste que no tenía
opción, pues era la única escuela cercana a mi casa, me sería imposible
asistir a otra escuela, solo rio y me dijo “apesta ser tú” me entrego
los papeles devuelta y me dijo que la dirección se ubicaba en la tercera
planta, y que tenía que usar las escaleras pues el elevador no
funcionaba, entré a la escuela, el campo de receso por donde pasé era
solo asfalto, una grada metálica enfrente de cada cancha, una para
tennis, basquetbol, fútbol y justo hasta atrás había una cancha enorme
de fútbol americano, la cual era también de asfalto, eso no tenía
sentido. Había solo dos solitarios árboles que le daban color al costado
del edificio, entré y subí hasta la tercera panta, todo normal, vi a
chicos dentro de clases, uno que otro fuera, maestros hablando por los
pasillos nada que no se viera en otras escuelas, al llegar entré a la
oficina, me atendió una secretaria de aspecto un tanto extravagante:
cabello en forma de coleta, lentes, camisa negra con lentejuelas y una
falda muy recortada, bueno eso al menos alivió mi miedo por la
hostilidad del lugar mientras reía a mis adentros, le entregué los
papeles, dijo que se los entregaría al director, entró a la oficina y me
dijo que me pusiera mi uniforme en lo que volvía. Le dije que no tenía
ninguno, dijo que me daría uno, que lo tomara de la bodega que estaba al
lado del expendedor de agua, entré, era un lugar estrecho y con poca
iluminación, más aún así había un uniforme, me quedaba bien, mas no me
sentía cómodo con el puesto, supongo que tenía la idea de que alguien
más lo pudo haber usado, al salir, la señorita estaba sentada
esperándome, me dió mis papeles de aceptación y me mandó a mi clase, el
primer día fue completamente corriente mas notaba un cierto ambiente de
hostilidad, no sólo conmigo sino entre todos al regresar a casa era
extraño, seguía con la misma neblina y todo, no parecía que cambiara el
clima, llegue a casa y mis padres me recibieron, me felicitaron por mi
entrada a la escuela y me dijeron que le pusiera empeño, je je supongo
que es algo normal en los padres, mas mi escuela no era normal.
Al llegar a la mañana siguiente se veía el sol, mas la neblina
seguía, ahora veía a muchas personas y siluetas corriendo a la escuela,
yo me lo tomaba con calma, al llegar todo era un poco más extraño, al
guardia era más frio con todos, lo intenté saludar y establecer una
plática, tras ese intento solo me dijo “entra se te ara tarde”, entré a
la escuela la primera hora era matemáticas, pensé que no podía ser tan
malo, es decir, es algo que se me da bien, mas el sistema era diferente,
el profesor hizo una pregunta sencilla, dijo que quien se ofrecía todos
se quedaron callados, yo levanté la mano y dije mi respuesta. Todos
empalidecieron, algo no iba bien, el profesor sonrió y dijo que si había
alguien mas, todos temblaban, suspiró y se giró hacia a la pizarra, “si
nadie dice su resultado abra castigo colectivo”, esas palabras hicieron
que varios empezaran a sollozar y soltar lágrimas, no tuve noción de la
cosa tan terrible que había hecho, una chica levanto la mano, era de
cabello largo y una piel pálida más supongo que era mas que por el
miedo, dijo una respuesta similar exceptuando por una diferencia de
decimal, el profesor la miró y se carcajeó, era demasiado raro, entre
más reía todos temblaban, la chica comenzó a llorar, la tomó del brazo y
la puso enfrente del pizarrón, fue muy brusco, me gritó, “¡eh tú!
vuelve a decir la respuesta”, me puse tenso y sin dudar la dije, en
cuanto acabé de decir el resultado le soltó una salvaje bofetada a la
chica y tras eso le dio una patada en las costillas, la tumbo al suelo y
les dijo a todos “párense, es hora de el castigo” todos se pararon aun
entre lagrimeando y lamentándose, cada uno le dio una patada a la chica,
quien se quedó inmóvil durante un tiempo mientras pequeños gemidos de
dolor se escuchaban salir de ella, fue horrible, en ese momento todos me
miraron con odio, el maestro tan salvajemente como la tomo del brazo la
volvió a sentar, ella dió un gran grito de dolor, no lo podía soportar,
tenía náuseas y rogué para irme al baño me dieron una tarjeta roja me
dijeron que era el pase, no aguanté, salí corriendo al baño, al entrar
al baño la escena empeoró, vomité en el baño, el conserje estaba
limpiando sangre de la pared y el suelo mientras arrastraba un cuerpo
tras de el, me dijo con una voz ronca ” si lo necesitas no hagas lo
mismo que él, limítate a vomitar”, sentía como si me quemara por dentro,
era mi ácido estomacal mientras se revolvía, me hinqué, salí del baño a
gatas.
Ví al fondo el que parecía el teatro y del cual escuchaba
música, esperaba entrar y hacerme pasar
por algún chico que miraba para
descansar, mas lo que presencié empeoró todo, unas chicas danzando con
grandes sierras, chicas danzando con las sierras haciéndolas chocar en
un punto, abriéndolas y cerrándolas, donde otra chica estaba en medio,
¿qué clase de escuela enferma era esta?, la muchacha de en medio dio un
mal paso, se resbaló, le cortaron las piernas, no lo podía creer, mas
aun así no pararon, la tipa en agonía seguía en medio, después de eso le
cortaron sus rodillas, subieron a su vientre, ya era solo un cuerpo,
sus brazos y abdomen se desprendieron, solo para finalizar cortando su
cabeza por la mitad, las chicas posaron y el público les aplaudió, la
sangre de la tipa se deslizaba por el escenario, perdí una hora allí
traté de huir era la hora del receso, mi pesadilla solo había comenzado.
Una multitud enorme me empujó hasta las canchas donde habia
personas azotándose la cabeza con la pared, otros mirando desde un
rincón, más nadie tocaba las canchas, algo me ponía nervioso traté de
cruzar el campo sin más, era como estar en una prisión, unas chicas
actuaban como rameras por dinero y por comida ya que no había lugar
donde comer ni comprar cosas para comer, toqué la puerta para salir, mas
nadie me abrió, uno de los chicos de mi salón me tomo por detrás y me
dio repetidos golpes en el vientre, me gritó “¡Por tu culpa bastardo por
tu puta culpa está casi muerta!”, me empujó hacia dentro de la cancha
de futbol, él solo se rio mientras corrió a la orilla, llegaron los
maestros y metieron a varios chicos a la cancha a fuerzas, a algunos les
quitaron la camisa para diferenciar un equipo de otro, más había algo,
el partido usualmente en las escuelas son 5 contra 5 en este eran 6,
llegó un maestro y nos sonrió mientras nos preguntó que escogíamos, yo
dije sello el otro temblando dijo “cara”, al aventar la moneda callo
cara él se hincó y soltó una risa estridente, el profesor saco una
pistola de su bolsillo y le disparo al primer chico enfrente del de mi
equipo que vió, el que parecía estar encabezando se retiró y me dijo que
lo vería en el infierno, cayó una pelota incrustada con vidrios y
clavos bruscamente pegados, dijo al equipo del otro lado mientras
lloraba el que era el delantero: “la patada inicial niño”, él dió una
patada, sus zapatos se deshicieron y vi como salpicó sangre de su pie,
se cayó al piso y grito en dolor, el que estaba delante de ese equipo se
calló y su expresión era completamente diferente ahora, el profesor con
su misma pistola le apunto en la cara y le disparo dijo “tarjeta roja
“, el grito del chico se escuchó y mientras gritaba “¡hermano! ¿Por qué
tú, por qué tú?”, me decidí a patear, di una patada y sentí el punzante
dolor de las heridas que me hice, estuve a punto de caerme, mas puse mis
brazos y me levante al instante, la patada había sido tan fuerte que
iba en camino a la portería, el portero recibió el balonazo en su
vientre, murió al ser atravesado por los vidrios y clavos, los
compañeros de equipo solo movían los cuerpos en un rincón donde no
estorbaran, el otro equipo se esforzó, mas ganamos nosotros, mis pies
estaban desechos, ganamos pero se veía la felicidad en los ojos de los
perdedores mientras el profesor les clavaba un balazo en la frente uno a
uno, traté de huir, el mismo maestro me detuvo y me dijo que tenía que
ir con el director, la misma oficina, mas la secretaria en lugar de
verse más relajada se veía con un aire demencial en su mirada, me sentía
cansado, mi dolor me agotó y mis piernas y pies seguían sangrando, no
aguanté y dormí.
Desperté atado a una silla, solo veía la luz a mí alrededor y
una inmensa oscuridad rodeándome, la secretaria llegó y me dijo que me
había portado mal, sacó un taladro eléctrico, ese sonido me hizo llorar,
ya no sabía que hora era, se acercó con pasos torpes hacia mí, se me
abalanzo enzima en cuanto estuvo a un metro de mí y me clavo el taladro
en la palma de mis manos, ese ruido, ese metal, el calor del metal
friccionándo contra mi piel y huesos era horrible, aún ahora no lo puedo
olvidar, acabo de permitir que un chico entre a esta pesadilla con sus
papeles de entrada, supongo que ignoraré los gritos de angustia y dolor
que es lo que he estado haciendo durante tanto tiempo, receso y tocan la
puerta no sé porque pero me muero de risa. Un sabio hace mucho tiempo
dijo: “los sucesos olvidados están destinados a volver a ocurrir” je,
quizás sea verdad, o solo es que ya disfruto oír los llantos de quienes
tratan de salir…
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