¿Has tenido la sensación alguna vez de que los retratos y los cuadros de personas pueden observarte y lanzarte mirada?, pues bien, esta es mi historia.
Desde que era un chiquillo observaba mi retrato de cuando tenia 2 años de edad. Vestía un trajecito azul, utilizaba zapatitos rojos y tenia mi cabello peinado hacia un lado.
Al principio no ocurría nada, hasta que cumplí los 4 años.
Cuando tenia esa edad simplemente no entendía porque mis padres peinaban mi cabello de cierta manera, me hacían utilizar ese tipo de zapatos y sobre todo me hacían vestir ese estúpido trajecito azul. Eso fue en mi día de cumpleaños.
Pocas semanas después, mientras dormía, sentí una extraña fuerza que me asfixiaba, como si un objeto pesado se posara encima de mi pecho. No podía respirar, ni podía gritar ni emitir sonido alguno. Todo fue en vano, nadie me escucharía. Cuando todo paso, fui corriendo a encender la luz, pero no vi a nadie en la habitación. Solo estaba yo, y por supuesto mi retrato en la pared. Fui corriendo donde mis padres a explicarles la situación, y estos me dijeron que no me asustara, que seguramente había sido un ataque de asma. Sin embargo, yo preferí quedarme a dormir con mis padres por cierto tiempo.
Pocas días después, aun durmiendo con mis padres, esa extraña fuerza me hizo caer de la cama; caí al suelo y sentí de nuevo esa fuerza asfixiante en mi pecho. Trate de gritar, de pedir auxilio pero no podía. De repente, entre la oscuridad pude distinguir la silueta de algo cuadrado, ¡ de mi retrato!. Al otro día comente a mis padres acerca de la noche anterior, y ellos decidieron llevarme al psicólogo.
Mientras era de día, la fuerza no me visitaba, pero sentía cuando pasaba al lado de mi retrato como sus dos pequeños ojos me seguían con su mirada, con una expresión de rabia.
Durante dos años se presento el mismo suceso una y otra vez. Cada vez que ocurría me quedaba sin aliento, y podía distinguir entre la oscuridad los ojos del retrato. La ultima vez que paso este incidente, luego de perder el aliento y no poder gritar, vi como esos dos ojos se me acercaron hasta tal punto que pude oír esta frase “USURPADOR”. Al otro día comente a mis padres, y cuando escucharon lo que me había dicho, se miraron entra si y por fin me creyeron.
Desde ese día cambiaron mi forma de peinarme, no me obligaron a llevar el traje azul ni los zapatitos rojos. Aquella fuerza nunca volvió a molestarme.
Hoy en día tengo 18 años, y hace unos meses me di cuenta que dos años antes de que yo naciera, mi hermano Martín había muerto de una ataque de asma. Tenia tres años cuando murió, y mi madre me contó que el chico del retrato no era yo, sino mi hermano Martín. Teníamos una similitud física impresionante, y esa era la razón de que mis padres me peinaran de esa manera, me obligaran a llevar puesto el trajecito azul y los zapatitos rojos.
No me deshice del retrato, lo coloque al frente de mi cama, para que cuando vaya a dormir sea lo ultimo que vea, y cuando despierte sea lo primero. Cuando el retrato de mi hermano y yo cruzamos algunas miradas, sentimos una mutua complicidad, guardamos un secreto.
Desde ese día cuando miro a un retrato cualquiera, no puedo evitar pensar que cada uno tiene una historia que contar, así sea con una mirada.
Así que cuando creas que un retrato te esta mirando, ya sabes que ellos te observan, amigo mío, así pienses que no es así.
por-buú
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